Luchar por la dignidad.

Miles de personas han vuelto a pedir “Pan, trabajo,techo y dignidad” este sábado en las calles de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Valladolid y otras ciudades españolas en las Marchas de la Dignidad. Personas indignadas, que tienen el objetivo de luchar por la dignidad de los ciudadanos, que rechazan  las políticas de austeridad de la Unión Europea y en contra de tratados como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos que pretende equiparar las normativas, eliminando las barreras al comercio, rebajando los derechos, perjudicando el medio ambiente y aumentando las privatizaciones para beneficiar a las grandes empresas.

Pan, trabajo, techo y dignidad para todos. Luchar por la didnidad. En contra de la precariedad laboral y el desempleo, por la implantación de la «renta básica universal», por el derecho a tener una vivienda, contra la corrupción, por una educación y sanidad pública de calidad, en defensa de una democracia usurpada y para que nos devuelvan nuestra dignidad como ciudadanos.

Soy ingenuo, me gusta creer en las ideas que fomenten la igualdad y la felicidad de la gente. En contra de la brecha entre ricos y pobres que sigue aumentando; a favor de un trabajo para todos y que sea digno; a favor de una educación y sanidad pública para todos y de calidad; que todo el mundo tenga su vivienda y nadie se la arrebate. Y, sobre todo por la recuperación de la dignidad, la calidad que una persona, situación o cosa merece tener. Los seres humanos podemos aceptar perder muchas cosas, salvo una, nuestra dignidad.

Yo le pido a la política que no se olvide de la dignidad de los ciudadanos y ciudadanas que integramos la sociedad, es lo que nos puede permitir escoger la validez de los ideales que nos ofrecen los diferentes partidos, porque la dignidad debería ser un principio constitucional. Después de cuatro años de empobrecimiento y de desigualdad, de mentiras y de corrupción, de pérdidas de derechos, es hora de pensar que nuestro voto nos permita recuperar nuestra dignidad.

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