La violencia vicaria como venganza.

La violencia machista puede adoptar distintas formas, pero una que pasa un poco más desapercibida, es la violencia vicaria, en las que el agresor decide amenazar, agredir e incluso matar a los hijos con el propósito de dañar a su pareja o ex-pareja. Niños y niñas que han sido víctimas de violencia de género y que no se les ha dado la importancia que tiene, desde que hay una estadísticas oficiales. Menores que al igual que sus madres han sido asesinados por la violencia machista como venganza, y en este caso asesinados por sus propios padres o parejas de sus madres. Estos niños y niñas, hijos de mujeres víctimas de la violencia de género, a los que la ley durante muchos años no los ha reconocido como tales. La violencia vicaria incluye también el daño causado a los menores por la observación de malos tratos entre los progenitores. La violencia vicaria busca un impacto psicológico a las mujeres que son madres, a través del control, el sometimiento, las agresiones e incluso el asesinato de los hijos e hijas como venganza.

La violencia vicaria es la otra cara de los crímenes machistas. Esos hijos e hijas que quedan huérfanos y pueden sufrir que no se retire la patria potestad. Teniendo a un padre, que ha infringido violencia machista. Porque un maltratador, jamás será un buen padre. La violencia de género, puede ser conceptualizada como una forma
más de maltrato infantil, pero que ha sido invisibilizada dentro de la violencia machista. Porque en la violencia de género no solo es la mujer la víctima, también son los hijos los que sufren las consecuencias del maltrato a las mujeres. O la utilización de la violencia vicaria para dañar a sus madres.

El hombre maltratador expresa su odio dañando lo más preciado que tiene la mujer sobre la que ejerce violencia.  Saben que esa mujer será capaz de callar, ceder, tolerar y seguir aguantando muchas humillaciones sólo por sus hijos e hijas. Ejerciendo violencia y maltrato a través de la parte más vulnerable para ella. Incluso muchas veces la justicia hace prevalecer los derechos de el padre, por encima de cualquier otro interés. El maltratador sabe que hacer daño o asesinar a los hijos e hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño psicológico extremo, del cual quizás no se recupere jamás. La peor de las venganzas de la violencia machista…

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