La verdad desilusiona y aburre, algunos prefieren escuchar mentiras a aburrirse, algunos prefieren hacer oídos sordos a la corrupción. Para algunos España va bien, para otros no. Unos tienen casos de corrupción otros dicen verdades aburriendo. Unos son tachados de populistas, otros solo cuentan con los intereses de unos pocos. La verdad aburre a algunos.
El escritor aragonés del siglo XVII Baltasar Gracián hubiera dicho que “Lo bueno si breve, dos veces bueno” y añadía: “Y aun lo malo, si poco, no tan malo”. A veces lo bueno en exceso es malo o acaba por aburrir. La intervención de Irene Montero en la defensa de la moción de censura ha sido uno de dos horas y once minutos, exponiendo sus argumentos y el relato de todos los casos de corrupción del Partido Popular. Y, después la intervención del candidato Pablo Iglesias con su discurso rozando las tres horas, que pudo gustar o no sus ideas, pero fue demasiado largo. Si agún día dijo que «el cielo no se toma por consenso, sino por asalto» parecía que quería convencer a sus señorías por aburrimiento. Parecía un discurso de Fidel Castro, cuando inicio el discurso más largo pronunciado en las Naciones Unidas (29/09/60) diciendo: «aunque tenemos fama de hablar largo, no se preocupen haremos todo lo posible para ser breves» y duró cuatro horas y 29 minutos.
La verdad quizás aburre, cuando se hace un implacable listado de cada sumario de corrupción por orden alfabético y cada nombre de imputado, de la desigualdad, del paro, de la pobreza infantil, de la policía patriótica, de la España plurinacional, de los escándalos en la Fiscalía y la Justicía… Era de antemano una moción de censura fallida, pero fue el momento en que Podemos le recordó a toda la bancada popular y de paso a todos los españoles, unas verdades que no son aún suficientes para cambiar el voto de los españoles.
Irene Montero, una «‘millennial» de 29 años, hizo un retrato de la corrupción del PP, le dijo tantas cosas a Mariano Rajoy, con 30 años de parlamentarismo a sus espaldas, que Rajoy tuvo que subir hasta cuatro veces a la tribuna y refugiarse tras la macroeconomía para no hablar de la corrupción. Podemos dejó la calle y se examinó en el Congreso de los Diputados, para algunos habrá sido un acto de propaganda, puede que Pablo Iglesias no sea presidenciable, puede que Podemos no sea un partido de gobierno, pero esta moción de censura fallida ha servido para decir muchas verdades aunque aburran.
La verdad hizo daño a los diputados del PP, porque sino Rajoy no se hubiera empleado tantas veces ni tan a fondo, aunque al final el PP sale reforzado de esta moción de censura. Ahora solo nos queda esperar a que los españoles cambien su voto si realmente no se han aburrido con tantas verdades y que se llegue a un entendimiento de las izquierdas como en Portugal. Pablo Iglesias por primera vez hizo autocrítica de la vehemencia con la que se negó hace un año a investir presidente del Gobierno a Pedro Sánchez, ahora tiende la mano a los socialistas, estos recogen el guante aunque no se fían, solo nos toca esperar…