Caemos demasiadas veces en la equivocación de que nuestra realidad individual no es la realidad objetiva para todos. No hay una sola realidad, hay tantas realidades como observadores hay de esa realidad. Muchas formas de pensar, aunque muchos sigan manteniendo su razón. La realidad la percibimos e interpretamos de manera individual y muchas personas la perciben diametralmente opuesta. Querer buscar explicaciones es complicado y lo que no podemos pretender es que todo el mundo piense de la misma manera. Hemos de aceptar la diversidad en todo y por supuesto de pensamiento. No es que todos estén confundidos o equivocados, nosotros también podemos estarlo. No hay nada absoluto, todo es relativo. Todos y todas, partimos de una parte reducida de la realidad, a partir de nuestra familia, educación, relaciones sociales y experiencias, así construimos lo que para cada uno es nuestra realidad y nuestras ideas. Ahora, que muchos mantienen que las ideologías han muerto, que no creen que existan o que piensan que es lo mismo ser de derechas que de izquierdas. Yo creo y respetando a todo el mundo, que no es lo mismo.
Todas las convicciones e ideologías son respetables, siempre que nos las llevemos al terreno de las pasiones y defender una determinada opción política por odiar al adversario. Después de 82 años que se acabó la Guerra Civil y casi 46 desde la muerte del dictador, es triste que aún estemos dando vueltas a ser de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, rojos o azules. Estamos volviendo a esa España negra en que el odio acabó con una Guerra y cuarenta años de dictadura. Parece que los políticos han abierto la veda al insulto, al odio y a la caverna. Definirse como una persona de izquierdas, no te convierte en un comunista bolchevique; ni ser de derechas, es sinónimo de ser un fascista. Es la ciudadanía la que debe decidir con sus votos los que quieren que nos gobiernen, los que cambien la sociedad, eso se llama Estado de Derecho y democracia. Y, esa es la primera equivocación que se comete, no respetar lo que ha decidido la mayoría democráticamente.
El problema no es ser de izquierda o de derecha, quizás han perdido el significado, el problema es quien controla el poder: el poder económico. Es imposible ver la sociedad en una dicotomía izquierda-derecha en una sociedad compleja dominada por el neoliberalismo. La izquierda quizás no logre cambiar la sociedad, pero lo debe seguir intentando. La equivocación es esta sociedad como está pergeñada, que no se puede cambiar. No hay revolución posible, solo nos queda proteger a los ciudadanos contra la desigualdad. Ser de izquierdas, es cuestión de equidad, de igualdad y eso no es una equivocación personal, es una actitud.