La dialéctica parlamentaria es el valor de la palabra y no del insulto. El Artículo 66.1 de la Constitución Española, dedicado a las Cortes Generales, dice:» Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado». Es decir, que los señores diputados y diputadas, y las señoras senadoras y senadores son los que nos representan a todos nosotros. ¿Cómo me puedo sentir representado por un vicepresidente segundo del Gobierno de España, que llama en el Congreso de Diputados, con sorna «marquesa» a la diputada del Partido Popular Cayetana Álvarez de Toledo? ¿Cómo puede haber una disputa tan absurda cuando se ha decretado luto nacional de diez días por más de 27.000 fallecidos por el Covid-19?¿Como una diputada y portavoz del Partido Popular puede acusar al padre de Pablo Iglesias de «terrorista« por su pasada militancia en el FRAP? ¿Cómo puede seguir la rabieta, más propia de niños tontos, en la que el líder de Unidas Podemos no tardó en advertir que insistiría a su progenitor para que iniciase acciones legales contra ella, a la que llamó de nuevo «marquesa»?
La señora Cayetana Álvarez de Toledo es marquesa de Casa Fuerte, pero no creo que ese titulo nobiliario, tenga alguna importancia en una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de Diputados. Fuera de la intención del vicepresidente segundo, de intentar ridiculizar o de poner nerviosa a la diputada Älvarez de Toledo. Pero, ahora la dialéctica parlamentaria se ha sustituido «por el yo más» y la diputada del PP le respondió con una acusación a Pablo Iglesias: «Usted es el hijo de un terrorista. A esa aristocracia pertenece usted, a la del crimen político». Aparte de afirmaciones como » «Usted se ha convertido en el embajador de ETA en el Gobierno de España, en el burro de Troya de la Democracia», asegurando que «si en España se condenaran las ideas, estaría en la cárcel»
Si la dialéctica parlamentaria es el valor de la palabra, escenas como esta, que no es la única en las campañas de crispación que se viven en los últimos años, hacen sentir vergüenza de quienes dicen que nos representan. Una vez ha finalizado este desencuentro, la presidenta del Congreso ha instado a la dirigente «popular» a que rectificara sus palabras, pero esta se ha negado y ha insistido en sus afirmaciones en redes sociales. Que lejos están tanto Pablo Iglesias como Álvarez de Toledo, de representar a nadie como verdaderos depositarios de la soberanía nacional. ¿Como pretenden ser ellos los depositarios de nuestra confianza para alcanzar un diálogo y entendimiento para hacer posible la gobernación del país?
La dialéctica parlamentaria supone desde las diferencias de ideas llegar a entendimientos, usar la oratoria y otras cualidades conexas, no para insultarse y tener la hostilidad como única realidad, sino para alcanzar las mayorías necesarias para dotar de estabilidad a la vida política nacional. A muchos de ellos y de ellas, ser representantes del pueblo español les viene muy grande, y la mayoría, por supuesto, no me hacen sentir representado por ninguno de ellos. ¿Nos estaremos cargando la democracia entre todos? Yo sigo creyendo en ella, aunque estos políticos me hacen dudarlo muy a menudo…