Fidel Castro ha muerto, es el fin de la revolución cubana. Los cubanos se quedan huérfanos del que fue su líder y también se pierde un ícono para la izquierda de todo el mundo. Unos dirán que fue un Dictador, otros dirán que fue un revolucionario, desde 1959 luchó contra el capitalismo e imperalismo y apostó por una sociedad igualitaria y sin privilegios en Cuba, que no consiguió. Fue la esperanza de América Latina, nadie le puede negar su importante papel político, social y cultural que hizo de una isla como Cuba, con apenas 10 millones de habitantes, sin recursos naturales destacables, un papel protagonista resistiendo al embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos desde octubre de 1.960.
Fidel, el Ché, Cienfuegos y tantos otros, quisieron cambiar Cuba, bajaron de Sierra Maestra a liberar al pueblo de una dictadura y que supuso el triunfo de la revolución y la caída del régimen del general Fulgencio Batista. En abril de 1961, Fidel Castro proclamó oficialmente el carácter socialista de su gobierno. Se trató de establecer en Cuba un socialismo de corte soviético, la URSS garantizó a Fidel Castro grandiosos recursos económicos, asesores militares y armas de todo tipo, incluidos entre ellas los misiles balísticos nucleares de medio alcance capaces de llegar a la zona sur de los Estados Unidos. Con el final de la URSS, Cuba perdió su principal apoyo pero siguió resistiendo y luchando por su soberanía nacional.
A partir de febrero de 2018, acabará el segundo mandato de Raúl Castro, comenzará una nueva etapa con muchas incógnitas que esperemos convierta a Cuba en una democracia. La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos obligan a que Cuba acelere las reformas como le exigen muchos cubanos, de dentro y fuera de la isla, y que finalice el fin del bloqueo que ahoga su economía.
Fidel en un discurso dijo: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá», Cuba necesita cambiar, abrirse al exterior, pero debe conservar eso que la revolución les hizo conseguir: los logros de la educación y el sistema de salud, aunque falló en la falta de oportunidades, la economía planificada por el Estado no dió espacio a la iniciativa privada. Cuba necesita recuperar su libertad de expresión y libertad política, porque como dijo Fidel: «No existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas».
En realidad sólo fue un sueño en lo que creen aquellos hombres que tienen grandes visibles. Pero, solo fue un sueño. Este es un mundo para las malas personas y ambiciosos, por eso Dios lo dió todo por perdido, viendo, mostró el modelo como especie humana y por eso se llevó al Mesías, su hijo.