En Cuba, han decidido cambiar para que nada cambie, Miguel Díaz-Canel, hasta ahora primer vicepresidente del Gobierno, fue elegido el jueves pasado, presidente por la Asamblea Nacional, en sustitución del general Raúl Castro, hermano de Fidel Castro. La frase que condensa el espíritu de la novela El Gatopardo de Tomasi de Lampedusa, decía: «Es preciso que todo cambie para que todo siga igual». Porque casi siempre, nos damos cuenta, más pronto o más tarde, que los cambios son inevitables, que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin perder el espíritu de la Revolución Cubana, manteniendo a Cuba en una dictadura, pero con un presidente nuevo. Nada va a cambiar, al menos en términos sustanciales, para Cuba.
El general Raúl Castro, se retira del poder tras doce años al frente del país, el mandato recibido por el pueblo a Miguel Díaz-Canel, pero Raúl Castro se mantendrá en la dirección del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y «encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación”, dijo el nuevo presidente. Lo que está claro, se mire por donde se mire, es que Cuba no es una democracia o por lo menos, lo que todos entendemos en occidente por una democracia. Que no hay libertad de expresión, que no hay prosperidad, que hay un embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos hacia Cuba, que aunque Rusia ayuda a Cuba, su ayuda es menor que la ofrecía la antigua U.R.S.S… Pero, a pesar de todo, la isla sigue adelante, teniendo frijoles y arroz para todos y como bases de su Constitución socialista: la sanidad, la vivienda, la educación y la cultura, faltando muchas cosas más, sobre todo la libertad.
Esperemos que el presidente Díaz-Canel sea capaz de dar nuevos aires y acabe Cuba siendo una democracia de derecho. Y, que los Estados Unidos acaben con el bloqueo, donde la Asamblea General de Naciones Unidas desde 1992, ha rechazado y exigido dicho bloqueo económico, comercial y financiero. Los bloqueos no sirven para ahogar a Cuba ni a los cubanos. La sociedad internacional debe presionar para acabar con el fracaso e inutilidad de la política estadounidense respecto a Cuba, mantenida por la administración Trump y asumir que esto ayudaría a democratizar la sociedad cubana. De momento desde Cuba han decidido cambiar para que nada cambie…