La democracia interna es incumplida en muchos partidos políticos, aunque sea un requisito en el artículo sexto de la Constitución: «su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos». Es obvio que este mandato ha sido olvidado en el funcionamiento del PP como partido político, este jueves por primera vez desde su fundación se somete a un ejercicio de democracia interna con un desenlace imprevisible.
El PP con una supuesta base de 869.000 militantes, solo el 7,6% de los afiliados podrán votar en las primarias, que son los que están al corriente de pago de las cuotas y se han inscrito para votar. Parece que no hay demasiado interés en participar para elegir al nuevo presidente o presidenta del partido. Seis candidatos y tres con más posibilidades de pasar a la segunda vuelta: Pablo Casado, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
La democracia interna del PP en sus primeras primarias,tendrá que escoger a los dos aspirantes que tengan más votos, que volverán a enfrentarse en las urnas en el XIX congreso nacional del PP, previsto paro los días 20 y 21 de julio, en el que serán los compromisarios quienes decidan su aspirante. Al igual que Podemos en el congreso de Vistalegre II, en febrero del año pasado y de las primarias del PSOE de mayo del año pasado, el PP podrá escoger democráticamente el relevo de Rajoy.
Después de una moción de censura, la dimisión de Rajoy y el autodescarte de Alberto Núñez Feijóo se abre por primera vez, un sistema de doble vuelta que abre la veda entre dirigentes y militantes, se inicia una carrera de sucesión que dejará enfrentamientos, en el que la habitual unidad del partido se perderá por los intereses personales de cada candidato y esperemos que todo esto sirva para tener una mejor democracia interna. La pena, es que solo sean 66.706 afiliados del PP crean en votar, el resto no sabe ni contesta. Ahora, solo hay que esperar el resultado.
Con una participación del 87 %, los afiliados del PP han podido ejercer su derecho de voto, han dejado fuera a María Dolores de Cospedal. Ahora quedan Sáenz de Santamaría y Casado que se disputarán el liderazgo del partido en el XIX congreso nacional del PP. Los compromisarios se inclinarán de uno u otro lado, ahora empieza la guerra sucia para obtener el poder. La democracia interna se ha acabado, ahora se deja atrás las preferencias de la militancia. Ahora solo valen los intereses partidistas de cada candidato y conseguir el voto de los compromisarios, del resto de los cuatro candidatos. A partir de ahora, todo vale en nombre del partido para conseguir la victoria. Nos espera la continuidad del PP en manos de Sáenz de Santamaría o la derecha más radical de Casado en busca del voto perdido del PP a Ciudadanos…