La expresidenta de la Mesa del Parlament Carme Forcadell, ha acatado ante el juez del tribunal Supremo, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, lo que implicó la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones. Además, ha dado «carácter simbólico», definiéndola de «declarativa y simbólica» la DUI (Declaracion Unilateral de Independencia), votada el pasado 27 de octubre por el Parlament de Catalunya.
El carácter simbólico se refiere a la forma como una parte de la sociedad catalana ha percibido la idea de una República Catalana, identificándose a si mismos con esa idea, pero sin ser verdad. Se ha presentando en el uso del lenguaje y en el discurso político, pero no era verdad. Ha sido una forma de pretende influir y dominar las voluntades de una sociedad, pero todo era mentira. Un movimiento de ruptura y reunificación de contenidos, lleno de imágenes de manipulación, vendiendo la imagen simbólica de una Catalunya independiente que todos sabían que era imposible. La supuesta legitimidad política podía existir, pero no había legitimidad jurídica. Por lo tanto, todo fue una ensoñación, un engaño, una manipulación, una mentira.
Carme Forcadell y los miembros de la Mesa del Parlament, delante de Pablo Llarena, el juez que al final decide si les envía a prisión, han decidido contestar a la Fiscalía, lo que supone un cambio de estrategia respecto a la línea de defensa que siguieron los miembros del Govern encarcelados por la Audiencia Nacional. Y, además acatar la aplicación del 155, el compromiso a no moverse en el futuro fuera del marco constitucional. Carme Forcadell, acusada de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos irá a prisión preventiva bajo fianza, lo que ha supuesto rechazar por parte del juez, la petición de prisión incondicional de la Fiscalía.
Nunca sabremos si engañaron a la gente o ha pesado más su miedo, su incertidumbre y ansiedad para cambiar su discurso para no entrar en la cárcel. Cuando Carme Forcadell dijo: «ni un pas enrere» aseguraba que el Parlament no daría ningún paso atrás por la aplicación del 155. Porque los ciudadanos esperamos de nuestros políticos que no nos engañen y todos los que salieron a la calle para celebrar esa declaración de «carácter simbólico» tienen muchos motivos para sentirse decepcionados y engañados. Con parte del Gobern en la cárcel por no aceptar el 155 y creer en la DUI; una Mesa del Parlament que habla de «declarativa y simbólica» dicha DUI y otra parte del Gobern en Bruselas con un Puigdemont luchando contra molinos de viento: la República Catalana ha sido un espejismo, una ilusión con la que ha engañado a la gente.