Los políticos gestionan lo que la ciudadanía vota, que sean capaces o incapaces de llegar al entendimiento o al bloqueo político, solo depende de ellos. Estamos en una situación muy similar a la que nos enfrentamos entre 2015 y 2016. El bloqueo puede llevar a repetir elecciones, quizás la mejor opción para el PP. Nos hemos de acostumbrar que los dos partidos mayoritarios PP y PSOE, necesitan el apoyo de formaciones minoritarias nacionalistas. La derecha sigue manteniendo que la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles no puede verse condicionada por imposiciones que representan a una minoría. Se abre el dilema entre un sistema mayoritario o un sistema proporcional. En el sistema mayoritario hay un solo vencedor, un sólo partido, y todos los demás candidatos pierden los votos obtenidos. En el sistema proporcional hay un vencedor de las elecciones, pero el resto de los candidatos también participa en la parte que le corresponde en el reparto de los escaños. Los españoles deciden con su voto que no exista solo un sistema bipartidista y que el pluripartidismo represente mejor las ideas de todos. España no es una sociedad integrada y homogénea, somos una sociedad plural.
El sistema electoral español, favorece a los dos partidos políticos más importantes y discrimina al tercero y
cuarto; favorece a los partidos nacionalistas en una Comunidad Autónoma frente a otros partidos con voto más numeroso, pero disperso y las provincias con escasa población están sobrerrepresentadas
comparadas con las provincias muy pobladas. En el sistema electoral español los votos no tienen el mismo valor sino que éste depende del tamaño de la circunscripción electoral y de la aplicación de la regla D’Hondt. El sistema electoral español es criticado, pero sigue igual elecciones tras elecciones, porque favorece a los dos grandes partidos: PSOE y PP. Un sistema que hasta hace no mucho aseguraba la gobernabilidad, pero que ahora nos aboca al bloqueo político.
La política se define como el arte de lo posible, aunque muchas veces se torna en el arte de lo imposible. Los políticos han convertido al adversario político en un enemigo al que sobre todo hay que descalificar, que hay que combatir, en vez de trabajar defendiendo la ideología de cada cual pero con un objetivo primordial, el bien común. La falta de entendimiento entre ellos nos lleva a una parálisis institucional en la que el tono crispado, el discurso de odio impide negociaciones y transacciones con resultados tangibles, haciendo de la política algo útil. Los españoles hemos votado y ahora deberían ser los políticos los responsables de llegar a entenderse.
El PSOE no ha ganado las elecciones, pero tienen más posibilidades de obtener la investidura. Mientras, el PP ha ganado las elecciones, pero no son capaces de alcanzar la mayoría en el Congreso. Lo único que hacen es con el bloqueo político perder el tiempo y forzar unas nuevas elecciones. Si Junts no vota la investidura del PSOE, se arriesga a que en las próximas elecciones obtengan menos votos y además pueda ganar la derecha, lo que dificultaría aún más sus pretensiones, siempre que no lo hagan simplemente por favorecer la ingobernabilidad del Estado. Pensando que lo malo para España, es bueno para Catalunya. La incompetencia de los políticos cuando se antepone en el juego electoral, el empecinamiento a que las cosas funcionen, se olvida que la política aún a pesar de la creciente complejidad e incertidumbre, no puede ser ajeno a la realidad y tiene que ser útil para el bien común.