La embestida de un coche, el último viernes antes de Navidad, irrumpió a gran velocidad arrollando a decenas de personas en un mercado navideño abarrotado en Magdeburgo (Alemania), reavivando la preocupación por el terrorismo navideño, la seguridad y la protección en grandes aglomeraciones de gente, donde han muerto al menos a cinco personas y más de 200 heridos. Un atentado similar en Berlín en 2016, donde murieron 11 personas y 56 heridos. en un mercadillo navideño , protagonizado por un islamista. El atropello de Niza en 2016, donde un camión arrolló a una multitud que celebraba la fiesta nacional de Francia, matando a 86 personas e hiriendo a 434 personas. Y, el atentado de Barcelona, el 17 de agosto de 2017, una furgoneta en las Ramblas donde se mató a 15 personas y 131 heridos.
Un arma mortífera en manos de «lobos solitarios» que en cualquier aglomeración de personas pueden ocasionar infinidad de muertos y heridos, esta vez no ha sido un atentado islamista, el conductor se ha identificado como Taleb Abdulmohsen, un psiquiatra, de 50 años, nacido en Arabia Saudí y asilado en Alemania desde 2016, un crítico del islam. El problema no es la afiliación de los terroristas, es la facilidad con la que se puede atentar, porque no existe nunca un riesgo cero. Ni la mejor policía del mundo puede impedir los intentos de atentados terroristas, pero sí se puede reforzar la detección de procesos de radicalización y la protección de los espacios públicos, con más vigilancia, barreras, bolardos, para poder impedir que un vehículo tenga espacio para poder arrollar a una multitud de personas.
Mucho más en momentos puntuales, como en Semana Santa, en Navidad, las medidas adoptadas deben reforzarse para proteger los espacios de gran concentración de personas, para prevenir este tipo de ataques terroristas. Vivimos en una sociedad, donde la radicalización puede provenir de cualquier ideología, donde es extremadamente complejo establecer perfiles tipo y realizar un trabajo preventivo exhaustivo. Donde un individuo radicalizado puede ser un elemento decisivo de un ataque terrorista. El terrorismo navideño del mercado navideño de Magdeburgo, se volverá a producir, pero tenemos que estar todos preparados ante la posibilidad de un atentado terrorista.
No hemos de tener miedo ante los atentados, esa nuestra mejor arma en la lucha contra el terrorismo. Porque el terrorismo siempre busca la globalización del miedo, la atmósfera de inestabilidad, por eso no podemos quedarnos en casa. Ni dejarnos llevar por los radicalismos, ni por el odio, con el que solo conseguiremos crear más terror y violencia. Hemos de asumir el terrorismo, como una posibilidad ínfima de poder morir, inferior a un accidente aéreo o a una catástrofe natural, que solo provoca dolor y repulsa.