Los católicos nominales de la Semana Santa.

En cualquier procesión, rito o liturgia de la Semana Santa encontramos miles de supuestos fieles, entre ellos hay una parte importante, de católicos nominales. Esas personas que han sido bautizadas, que son católicas en un sentido puramente nominal, porque no practican su fe, no asisten regularmente a Misa, no reciben los sacramentos, y no viven de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Pero, sin embargo participan en los cultos, en las ceremonias litúrgicas y procesiones, con un torrente de emociones: melancolía, tristeza, ilusión, devoción, peticiones o promesas, que no acabo de comprender. Ser católico es vivir la fe que profesas, es practicar en la vida diaria las enseñanzas de Jesús, tener un estilo de vida de acuerdo al Evangelio. Pero, estos que se dicen católicos, que están a favor del aborto, de la anticoncepción, que aprueban las relaciones homosexuales, que están de acuerdo con el divorcio, las segundas nupcias o aprueban…

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La Semana Santa como espectador.

La Semana Santa es una de las tradiciones más ligadas a la sociedad española, no sabemos muy bien, si es por tradición o por fe. Pero todos estamos esperando estos días, en que cada uno opta por lo que quiere hacer: unos para descansar, para viajar o para demostrar su fe amparada en la libertad de culto y el respeto a las creencias religiosas. Lo que pasa es que muchas veces, la fe y la tradición de muchos, condicionan la de todos. Podría encontrar muchos argumentos en contra de la Semana Santa, pero quizás serían porque no tengo fe o porque simplemente no lo siento ni lo entiendo. Podría criticar la falsa espiritualidad, el excesivo fervor y la falta de fe de unas personas, que no demuestran con sus actos del día a día sus valores del humanismo cristiano. Pero, como siempre generalizar es equivocarse, y a lo mejor algunos lo sienten…

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Madrugá o botellona.

La "Madrugá" es esencia de Sevilla. Cuando no eres sevillano, no entiendes muchas cosas de Sevilla: de su historia, de sus calles, de sus gentes, de su Feria y de su Semana Santa. No entiendes sus costumbres, ni sabes apreciar el azahar de los naranjos ni el incienso de sus procesiones. No ser sevillano, es quizás ver a Sevilla como una hermosa ciudad, llena de historia y con mucho encanto, pero nada más. No ser sevillano, es observar a los sevillanos como gente ni más simpática, ni más hospitalaria; ni mejores ni peores que los de cualquier lugar. Aunque, algunos más vanidosos; porque ellos advierten la importancia de haber nacido en Sevilla y lo exaltan. No ser sevillano, no hay que proclamarlo a gritos, todos lo saben cuando te oyen hablar, sin embargo los sevillanos, lo proclaman, están orgullosos de haber nacido en Sevilla y de tener un sentido diferente de vivir…

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