Mayoría o minoría.

Por mucho que se empeñe la derecha, no existe una mayoría buena y otra mala, simplemente existe una mayoría o una minoría. En las elecciones del 23-J PP y Vox, han logrado más del 45,7% de los votos, pero sin opciones de gobernar juntos porque los diputados del PP (137) y la extrema derecha (33), junto a Coalición Canaria y UPN, no suman mayoría absoluta (176). Un elemento fundamental de la democracia es actuar según el principio de mayoría y minorías, a través del cual, adoptan sus decisiones los representantes que han sido libremente elegidos por los ciudadanos. Por otro lado, el principio de la mayoría deberá de adoptarse con el escrupuloso respeto de las minorías. Obtener más apoyos, muchas veces exige el diálogo, para alcanzarla, necesitando la habilidad para llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas minoritarias con representación parlamentaria. El problema surge cuando el PP no puede hablar con más partidos, por ser socialistas, comunistas, nacionalistas o terroristas, lo cual les impide alcanzar dicha mayoría.

Un sistema es democrático permite la formación de gobiernos emanados de la voluntad popular. No estamos hablando del partido que ha obtenido más votos, sino del partido que tiene la capacidad de pactar para obtener la mayoría. Si la mayoría social se articula políticamente y puede formar Gobierno, es totalmente democrático si obtiene la mayoría. La voluntad del electorado expresada en las urnas es que se constituya un Gobierno socialista si obtiene apoyos suficientes y que dicha voluntad debería ser respetada por los demás partidos políticos. Porque el Partido Popular no es capaz de obtener apoyos suficientes para obtener la investidura, aunque haya sido el ganador de las elecciones.

Si Pedro Sánchez llega a la Moncloa, lo hará, con un Gobierno en minoría, que dependerá de los pactos o coaliciones para sacar adelante sus proyectos y leyes. Por su parte, Feijóo ha ganado las elecciones, pero no le sirve de nada sino consigue una mayoría parlamentaria. Nuestro sistema electoral no es mayoritario, no se basa en el principio de que la voluntad de la mayoría de los electores se impone sobre la minoría, aunque la ventaja es su simplicidad: el candidato que recibe la mayoría de votos se declara elegido. Sin embargo, nuestro sistema electoral permite reflejar o representar la auténtica voluntad de los electores, que permite que un partido que haya recibido un porcentaje menor de votos pueda al final gobernar, con el apoyo de otros partidos. No podemos cambiar las reglas de la democracia, cuando no nos interesa. Pero, sobre todo no se puede engañar a los españoles, es simplemente cuestión de nuestro sistema parlamentario.

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