Ser de izquierdas

¿Se pueden ganar unas elecciones diciendo ser de izquierdas? Diciendo que los de abajo luchamos contra los de arriba, que no queremos desigualdades sociales, que no somos transversales ideológicamente, que no aspiramos a la centralidad, sino la izquierda, que defendemos la pluralidad. Quizás pueda molestar a algunos, pero es necesario hablar claro para no defraudar a nadie. Se gobierna para todos y gobernar es tomar decisiones para el beneficio de todos, pero sin olvidar la inmensa mayoría.
Han sido años de miedo a la izquierda desde la derecha y de la izquierda a la derecha. Es tiempo de olvidar la guerra civil, el franquismo, el intento de golpe de Tejero, los desmanes de la derecha y la izquierda. Y, pensar en el hoy, en todo lo que se puede hacer para cambiar y mejorar esta sociedad.
Ser de izquierdas es ser plural, con gentes ideológicamente con ideas claras pero diferentes, que no se ponen de acuerdo. Sin embargo la derecha, tiene un discurso de cara al público cohesionado, sin fisuras, sin dudas razonables, basado en la manipulación, en el pensamiento dogmático, en el miedo, pero sin rendijas, sin vacilaciones. Hay partidos como Izquierda Unida que se han ido conformando con los resultados electorales obtenidos, nunca han tenido mentalidad ganadora e incluso diría una mentalidad marginal y derrotista. Conformándose con pactar con el PSOE para ayudarle a gobernar en ayuntamientos o gobiernos autonómicos.
El PSOE traicionó a sus votantes de izquierdas. En tiempos de la  transición, España entró en la OTAN el 30 de mayo de 1982, el PSOE en la oposición tenía la frase «OTAN de entrada NO» y cuando llegó al gobierno justificó el referéndum de 1986, ratificando el ingreso ya realizado. El PSOE fue el que implantó el trabajo precario a fines de los ochenta, aceptaron los tratados europeos que construían una Europa fuerte y neoliberal. Se plegaron a la gran banca, privatizaron grandes empresas. Dejaron de ser republicanos para apoyar a una monarquía heredada del franquismo.
El PSOE, más cerca en el tiempo, no reconoció a tiempo la crisis, no fueron capaces de plantear alternativas y las políticas de austeridad no sirvieron. No supieron pinchar la burbuja inmobiliaria, congelaron las pensiones, bajaron los sueldos, reformaron la Constitución por vía de urgencia,sin referéndum, para limitar el déficit público. No se atrevieron a quitar las ayudas a la Iglesia Católica.
La oportunidad política de la izquierda es la suma de partidos, distintas formaciones y plataformas de izquierdas, aunque Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, rechace y desprecie la unidad popular para las próximas elecciones generales. ¿Qué impide a la izquierda unirse, limar las diferencias y sumar los objetivos e intereses comunes? Hay que cambiar, recuperar la confianza de los ciudadanos y empezar de nuevo para que todo cambie por primera vez en muchos años, afrontar las grandes rupturas por venir y perder los complejos de la izquierda.

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