Las antiutopías.

Frente a la utopía, un término utilizado para designar un mundo ideal donde todo es perfecto, un proyecto deseable, pero irrealizable, están las antiutopías. Esas distopías o utopías negativas que describen nuestra sociedad actual basadas en la tecnología, con objetivos superficiales como el hedonismo y el crecimiento económico, olvidando
valores fundamentales como la solidaridad, la libertad, el conocimiento… Vivimos en una sociedad donde parece que hay que poder manipular y controlar a la ciudadanía, infantilizando a la población, haciendo individuos dependientes y sumisos de la tecnología y el bienestar. De hecho, la tecnología está presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, desde nuestro trabajo, el ocio y nuestras relaciones interpersonales, que existen por  intereses políticos, mediáticos, económicos…, opuestos a la libertad del individuo, por la libertad que hoy se disfruta en Internet y gracias a la tecnología.

No estoy hablando de neoludismo, de ir en contra del progreso. Pero, la tecnología nos ha cambiado, hace poco más de treinta años, cuando se celebró el Mundial de fútbol de 1992 en España, la telefonía móvil con tecnología analógica era para unos pocos privilegiados, enfocado para profesionales, después llegó la tecnología GSM, a partir de 1995. Los móviles sólo servían para hablar, no tenían acceso a internet, los más avanzados nos conectábamos con un módem a internet, a unas velocidades ridículas, donde los buscadores eran meros índices, donde se daban de alta las páginas web, porque aún no existía la tecnología de crawling, el procedimiento utilizado por los motores de búsqueda de Google para clasificar e indexar todas y cada una de las páginas web existentes en la red. El resultado era que buscar en internet, no era tan sencillo como ahora.

A partir de 2010, comenzó el tirón de los smartphones, especialmente los teléfonos con el sistema operativo Android de Google, comenzó la universalización de los smartphones. Ahora, todo el mundo tiene su smartphone, niños, adolescentes y mayores, con acceso a internet, redes sociales, WhatsApp, compras, películas… La tecnología móvil ha cambiado nuestras vidas, se ha colado en nuestras relaciones familiares, sociales y laborales, nos permite estar constantemente conectados. Nuestra sociedad, nuestra vida actual, está basada en la tecnología, con la amenaza que representa la inteligencia artificial en nuestros destinos, como instrumento para la transformación de las relaciones de poder en el mundo en el que vivimos.

Todas las antiutopías son posibles gracias a la distopía tecnológica, como parte del progreso, colocando la tecnología por delante de las personas, una distopía que ha cambiado nuestras vidas, incluso el tipo de relaciones familiares: smartphones, internet, redes sociales…, se han hecho imprescindible, almacenamos nuestros contactos, fotos, música…, toda nuestra vida. Pero, también van en contra de muchos derechos humanos, el establecimiento de estándares éticos irrenunciables, el reconocimiento de la propiedad y soberanía de todos los ciudadanos sobre sus propios datos. Internet se ha convertido en fake news, desinformación y propaganda malintencionada, que utilizan técnicas sofisticadas para manipular nuestro comportamiento y captar nuestra atención.

Nuestra atención y datos personales, se utilizan para personalizar la publicidad y dirigirnos contenido para mantenernos pegados a nuestras pantallas. Sufrimos una manipulación consciente e inteligente de nuestros hábitos y opiniones para «comernos el coco», idiotizarnos y que compremos lo que nos sugieren, que vistamos según unos ciertos patrones e incluso que votemos a unas determinadas ideologías e incluso que se ponga en duda la democracia. No se puede ir en contra de la tecnología, ni del futuro, pero no queda la reflexión y el análisis personal, de que seamos capaces de distinguir la mentira de la verdad. Quizás la utopía no existe, quizás es irrealizable, pero, es deseable, aunque tengamos todas las antiutopías en contra.

Deja una respuesta