La violencia es el miedo a los ideales de los demás.

El elemento común que comparten los grupos ultras, tanto de extrema derecha o de izquierda, son el odio y la violencia ejercida hacia sus rivales y antagónicos, considerando la violencia como legítima. Decía Mahatma Gandhi, que «la violencia es el miedo a los ideales de los demás» porque hay personas que siempre quieren arreglar los problemas con violencia tan solo por creer que ellos tienen la razón, teniendo miedo a principios superiores, bien sea de orden religioso, deportivo o político.  Todas las personas violentas justifican su comportamiento con alguna falsa razón. La mayoría argumentan que hace daño a otros para defenderse, o para enseñar o inculcar algo positivo, según ellos.

Hace un año comenzaron las manifestaciones contra la amnistía, cada jornada, a las 20 horas, cientos de personas se concentraban frente a las sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, coreando insultos contra Pedro Sánchez, el ministro Fernando Grande-Marlaska y el rey Felipe, acabando con fuertes disturbios, cargas policiales y lanzamiento de objetos a la policía. Culminando en nochevieja, con una convocatoria para tomar las uvas cerca de la sede nacional del PSOE, en protesta por la amnistía, el ahorcamiento y apaleamiento de un muñeco de Pedro Sánchez, por los ultras y sus mensajes de odio, amparados por la extrema derecha.

Ayer, más de 200 personas en una «marcha negra» de neofranquistas encapuchados, desde la plaza de España hasta la sede federal socialista, con gritos fascistas y saludos nazis para reactivar la espiral de violencia y crispación que comenzó contra la amnistía, luego la investidura, después el caso Begoña Gómez y, ahora, por la responsabilidad del Gobierno en las inundaciones de la DANA. Manifestaciones que siempre han tenido como objetivo principal atacar a Pedro Sánchez y su Gobierno. La ultraderecha apuesta por la violencia, antes que por el debate público y muchas personas apoyan su relato y su violencia. Se criticaba la “kale borroka”  como instrumento de gran violencia en la sociedad del País Vasco y Navarra. Después vino la violencia de grupos independentistas catalanes durante durante el «procés». Ahora, la violencia de la ultraderecha para derrotar a la democracia y sus instituciones.

«La violencia es el miedo a los ideales de los demás», es la negación del adversario, convertir en enemigos a los que piensan diferente. Los manifestantes nazis de la calle Ferraz, son igual que aquellos que en Alemania, la noche  de los «cristales rotos» el 9 de noviembre de 1938, cuando grupos de fanáticos salieron a la calle de forma supuestamente espontánea para arrasar e incendiar todas las propiedades judías que encontraran a su paso, uno de los episodios más tristes y execrables de violencia antisemita y comienzo del Holocausto. Esperemos nunca se repita, cosas que quizás no se perciban ahora como un peligro, pero que pueden poner en peligro nuestras democracias.

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