La vida privada del rey tiene relevancia pública, mucho más si está pagada con fondos públicos. La conducta del rey, incluso lo relativo a su más estricta vida privada, tiene trascendencia pública. No hay actos irrelevantes políticamente del rey, un rey no tiene vida privada, no tiene una vida privada al margen de su puesto. Siempre es el rey. Por eso, cuando aparecen noticias de la vida privada del rey emérito, no se puede distinguir su labor institucional de su vida privada. Su vida privada es parte de la institucional. Que Juan Carlos tuviera amantes no me interesa a nivel personal: aunque no fuera el mejor ejemplo de marido, que diera una imagen errónea de familia y que nos engañara a todos. Pero, eso es aún más preocupante, si estas amantes pueden tener prestaciones que salen de los fondos públicos: sus viajes, su protección, sus regalos…, del dinero de todos los contribuyentes.
La forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria, el rey es el Jefe del Estado. El rey reina, pero no gobierna, siempre bajo el control del poder legislativo y del ejecutivo. Por lo tanto, por encima de ideologías y de partidos en el Gobierno de España, había muchas personas conocedoras de la vida privada del rey, lo más grave es que se le permitió y además se le pagó esa doble vida, con fondos públicos. Porque, todos los actos del rey deben ser refrendados por el Gobierno, de acuerdo con lo establecido en la Constitución en su Título II dedicado a la Corona, aunque no diga nada de su vida estrictamente privada.
Juan Carlos I entre 1975 y 2014, ejerció la función de Jefe del Estado para contribuir a la convivencia democrática y la consolidación de las libertades en España, pero actuó por libre en su vida privada. No guardando ni el decoro a su puesto institucional, ni el respeto a su familia. Pero, gozó de un silencio cómplice en medios de comunicación y en la política institucional, de cual él es el culpable, pero donde hay muchos copartícipes de sus desmanes e irregularidades.
Tema aparte, pero parte de su vida privada, es la fortuna personal de Juan Carlos I, que según publicó The New York Times en 2012, eran 2.300 millones de dólares, que dejará a su hijas, las infantas Elena y Cristina. No a Felipe VI, que renunció a cualquier herencia que le pudiera corresponder, tal y como dejó constancia en un comunicado en marzo de 2020. ¿ De dónde salió esta fortuna ? Cuando la asignación anual de los presupuestos de Casa del Rey era de 194.000 euros anuales, en 2020. ¿ Qué parte de la vida privada del rey, hizo que atesorara dicha fortuna ?
La vida privada del rey no es solo tener amantes, regatas o cacerías, es cobrar comisiones por un porcentaje del crudo importado y otras prestaciones procedentes de negocios internacionales. Una vida privada aprovechándose de su cargo institucional en blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, cohecho y tráfico de influencias. Una fortuna oculta, pagada por todos los españoles, por unos actos inimputables por sus actos, dada su condición de Jefe del Estado. Una vida privada que tiene relevancia pública.