Un determinado sector de la población local del Campo de Gibraltar se ve tentado al dinero fácil del narcotráfico, una economía de las drogas, con unas consecuencias que se derivan de esta peligrosa actividad delictiva. Una problemática que afecta de lleno a muchos ciudadanos en estos tiempos de crisis y paro, que cobran por navegar desde Marruecos con los fardos de hachís a bordo, por portear la droga desde la lancha a los vehículos, simplemente vigilando que no haya guardias en la costa, por el avituallamiento de gasoil, por su almacenamiento en «guarderías», transporte o distribución. Pero, eso no significa que todos sean narcotraficantes, hay gente honrada, trabajadora, estudiante que no tienen nada que ver con el mundo de la droga, pero también hay muchos que han mirado para otro lado porque el tema deja mucho dinero del que muchos salen beneficiados. Es el dinero fácil, que hace caer en la tentación del narcobienestar.
Una economía de la droga controlada por presuntas bandas organizadas del narcotráfico con coches de alta gama, vehículos de lujo, grandes mansiones, dinero en efectivo, joyas, motos de agua, camiones de gran tonelaje, furgonetas, medios tecnológicos para la inhibición y localización de señales de radiofrecuencia y narcolanchas de más de 14 metros de eslora, 900 caballos, velocidad de 60 nudos, capaces de albergar tres toneladas de droga. Narcotraficantes que alardean de un fuerte patrimonio económico en las localidades donde están asentados y en las redes sociales, que se creen inmunes y campan a sus anchas. Y, que muchas veces corresponde con personas sin actividad profesional legal reconocida. Creando una estructura en la que lavan el dinero, invirtiendo en propiedades o en empresas que se integran dentro de la economía local, con el fin de ocultarse de cualquier investigación policial que sobre ellos pudiera recaer, creando un elevado volumen de economía sumergida en una sociedad con riesgo de pobreza y exclusión. Además, se está produciendo una diversificación de las tareas de las organizaciones del narcotráfico para dedicarse al tráfico de personas.
Hace unas semanas un supuesto traficante moría cuando colisionaba contra una de sus patrulleras en Sanlúcar, hace unos meses un agente era tiroteado en un alijo, ahora dos agentes de la Guardia Civil fueron asesinados el 9 de febrero en el puerto de Barbate para identificar a los ocupantes de varias embarcaciones de alta velocidad, que se habían refugiado del temporal y que en el momento de acercarse a las embarcaciones, una de ellas embistió contra la patrullera del GEAS de la Guardia Civil. Se constató la diferencia de medios entre traficantes y Guardia Civil, la falta de escrúpulos de los pilotos de la narcolancha, acompañado por algunos testigos que vitoreaban a los narcotraficantes para que hundieran las lanchas de la Guardia Civil. Existe una doble narrativa en la que se protegen múltiples intereses, desde un problema de drogadicción cada vez más grave y enraizado en la sociedad, a un mantenimiento de una economía sumergida gracias a la droga. Nada cambiará por desgracia, demasiados intereses, demasiado dinero, pocos recursos para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Justicia…