Hemos de defender lo público, porque de lo público depende la garantía de nuestra salud, de nuestra educación, de nuestro bienestar. Cada recorte en las políticas públicas, debilita la igualdad de oportunidades, el desarrollo personal y el bienestar a la gran mayoría de la población. Contrariamente a lo sugerido por las ideas neoliberales, la democracia requiere el sustento del Estado en el cumplimiento de tareas en las que resulta irremplazable. La reforma del Estado, el desmantelamiento indiscriminado de su aparato institucional, las privatizaciones comprometen el interés general e impiden garantizar la universalidad de los derechos ciudadanos y el umbral mínimo de condiciones que debe reunir una democracia.
El diagnóstico del neoliberalismo está convencido que hay que reducir el Estado: la privatización de las empresas productivas y de servicios, que han servido, gracias a las puertas giratorias, dando puestos de consejeros a muchos políticos. El propio aparato del Estado, el descompromiso del Estado en bienes públicos como la sanidad, la educación, la Seguridad Social, las pensiones…, pasando de ser concebidos como derechos ciudadanos a ser bienes ofrecidos por empresas privadas. Incluso en las democracias liberales con gobiernos progresistas, hay temor por una tributación justa del Estado. Entonces el Estado abre un escenario marcado por una oferta de servicios sociales dualizada, buscando en lo privado un sustituto del Estado, ante la falta de inversiones en sanidad, educación o en el cuidado de los mayores. El Estado poco a poco se debilita, politizando y confundiendo el Estado con el partido gobernante, socavando la dimensión pública del Estado y abonando el descontento ciudadano frente a las instituciones estatales y democráticas. Es cuando el neoliberalismo tiene las puertas abiertas para atacar lo público.
Las Comunidades Autónomas tienen muchas de las competencias de esos servicios públicos fundamentales, no se invierte, no se renuevan y cuando están totalmente depauperados, entonces nos convencen que solo la privatización puede sanear y dar buen servicio. Desmantelando la sanidad pública. Fomentando la educación concertada y privada. La proliferación de universidades privadas… En definitiva, el liberalismo. Buscando la liberalización de los mercados para que la fuerza dinámica del capitalismo regule por sí sola la economía. Los «defensores de España» de la derecha y la extrema derecha, quieren desmantelar lo público: la educación, la sanidad, las pensiones, la dependencia o la asistencia social. Quieren mermar la igualdad efectiva de los ciudadanos, donde la sociedad de polarice entre una minoría de ricos con acceso exclusivo a tales servicios básicos y una mayoría privada de ellos.
Si la derecha gobierna en España, su objetivo es desmantelar el Estado de Bienestar. No quieren defender lo público. Nos quieren vender que seremos «libres para escoger», en lugar de vernos obligados a tener servicios gracias al pago de impuestos. Nos engañan diciendo que se acabará el monopolio que ofrece el Estado, pudiendo escoger el hospital, el colegio, la universidad o la residencia de mayores, que mejor se adapten a nuestras necesidades y preferencias, pero pagando lo que nos pidan. No cobraremos pensión de jubilación o será reducida sensiblemente, cobrando una privada. entre los distintos proveedores de educación, sanidad, pensiones o dependencia.
Eso sí, pagaremos menos impuestos, porque los gastos públicos se reducen. Si quieres esta España, ya sabes, si tienes dinero podrás estudiar en los mejores colegios y universidades privadas. Si tienes dinero, podrás ir al mejor hospital y hacerte las pruebas necesarias. Si tienes dinero, podrás comprar tus medicamentos. S¡ tienes dinero, recibirás los mejores servicios de dependencia o de asistencia social. Si tienes dinero, percibirás una pensión privada, que durante toda tu vida habrás pagado. Lo que no puedo asegurarte, es lo que te pasará si no tienes dinero. Porque el Estado no hará nada por ti. De momento prefiero defender las escuelas públicas, los servicios públicos, los hospitales públicos, el sistema de pensiones y pagar mis impuestos. Porque defender lo público, es defender la democracia.