Matonismo contra parlamentarismo.
En un sentido amplio, el parlamentarismo se basa en la existencia del Parlamento como la voz del pueblo. Mientras que el matonismo es la “conducta de quien quiere imponer su voluntad por la amenaza o el terror”. La ultraderecha dentro del parlamentarismo siempre busca enemigos con su visión única e intransigente de la sociedad en la que vive: su modelo de nación, de religión, de raza y de familia. Todo les legitima ante el enemigo, incluida la violencia. Matones y fascistas esparcen su ideología en redes sociales con sus insultos, amenazas y bravuconadas. Son un peligro para la democracia, pero son una parte del parlamentarismo. Y, nuestra obligación como demócratas, es escucharlos y rebatirlos. La ultraderecha impone siempre el relato y utilizan las redes sociales, no como un reflejo de lo que ocurre, sino como un mecanismos para crear realidades fake. Temas como las migraciones masivas, el avance del feminismo, el negacionismo…