Nada cambia, si nada cambias.
Nada cambia, si nada cambias, aunque comience un nuevo año. El deseo de que las cosas cambien, la esperanza de que todo cambiará por si solo, es como esperar a la divina providencia. Muchas veces esos cambios que deseamos, que queremos o que esperamos no están solo en nuestras manos y dependen de otros. La mayoría de las personas inician con ambiciosos objetivos para cumplirlos con el nuevo año, pero al final son muy pocos los que cumplen sus anhelos. Pero, también está en nuestra mano, hacer todo lo posible para cambiar todo lo que no nos gusta. Si no cumplimos los propósitos con nosotros mismos que nos hacemos y repetimos cada año. Difícilmente lo podemos exigir a los demás. El día 1 de enero es un día más del calendario, aunque parece que todo deba cambiar por obligación. Parece, que sea el fin y el comienzo de todas las cosas, pero…