El asesinato de miles de niños en Gaza es política. No posicionarse ante el genocidio de Israel, es una vergüenza, demuestra cobardía y sobre todo falta de humanidad. Y, por supuesto es una forma de hacer política. Melody, representante del festival de Eurovisión 2025, ha demostrado en la rueda de prensa retransmitida por Televisión Española esta tarde, con frases como: «Ese no es mi problema» ó «Sobre política no voy a pronunciarme. Lo mío es arte«. Que el arte es una forma de expresión, de respuesta a la vida, una manera de vivir en sociedad, una forma de ser libre, de compromiso. El arte pertenece al artista por una parte, y por otra al público que está dispuesto a disfrutarlo, es el grupo social el que determina en cada momento lo qué es y lo qué no es arte. El resultado de la obra creada pertenece a su autor, pero su disfrute es un acto voluntario de las personas. El arte se convierte en inútil cuando Melody canta «una diva es valiente, poderosa» tarareado por miles de personas, perdiendo toda su validez cuando pretende la artista no mojarse, buscando ambigüedades, jugando a un apoliticismo falso.
Una artista es una ciudadana, es parte de la sociedad. El presunto apoliticismo es una forma sutil de hacer política. El no mostrar el rechazo al genocidio por parte de Israel al pueblo palestino, es una forma de querer mantener una equidistancia, que parece más un apoyo a Israel y a las posturas del PP y Vox. Una cosa es que el mundo de la cultura se posicione o no en política, a favor de un determinado partido político, dentro de la libertad de expresión de cada uno, que es totalmente respetable. Y, otra cosa muy diferente es que la representante de Televisión Española mantenga una cierta indiferencia ante una masacre, mucho más cuando la respuesta institucional optó por mostrar un cartel en negro con la leyenda «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina«.
El arte, la música en particular tiene la capacidad de gustar, de identificar, de pertenencia entre el público… Independientemente del penúltimo puesto en el Festival de Eurovisión de 2025, Melody había conseguido convertirse en una «diva valiente, poderosa» pero que le ha faltado no posicionarse a favor de los derechos humanos, que es también una forma de hacer política. «Una diva es sencilla como un simple mortal. Una diva no pisa a nadie para brillar» En el mundo de la cultura, de los artistas, hay gente de derechas y de izquierdas, conservadores y progresistas. Pero, se supone que todos tienen sensibilidad y que todos deberían empatizar con el dolor de miles de niños asesinados y en contra del genocidio del Estado de Israel. Mojarse en política y mucho más en derechos humanos, es una cuestión de ética, de valentía y de ser consecuente.
No existe la neutralidad política ni el apoliticismo. Rechazar la política, es una forma de hacer política, dar la razón al populismo de la extrema derecha, al abstencionismo, mantener la desconfianza en los partidos políticos y atacar a la democracia. Nos quieren convencer algunos, que la política es algo totalmente inútil, donde todo es corrupción. Donde las personas que se dicen ser apolíticas en general, no es que estén desprovistos de toda ideología, sino que atacan el sistema que garantiza sus libertades individuales y que determina sus derechos. Se puede afirmar que «lo mío es arte«, que «sobre política no voy a pronunciarme«, pero antes de todo hay que ser persona, no se puede ser indiferente, no puede una no posicionarse en un genocidio.