«Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros»

principios«Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros» es una frase que se atribuye al cómico Groucho Marx,  que junto con Chico y Harpo desarrollaron su estilo único de comedia, y cada uno en un personaje característico en los hermanos Marx. La frase apareció por primera vez en 1873 en el periódico New Zealand Tablet de Nueva Zelanda, en el que decía: «There’s my principles; but if you don’t like them — I can change them!» («He aquí mis principios; pero si no les gustan… ¡estoy dispuesto a cambiarlos!»). Con esta sentencia se incluyen muchos políticos, que son capaces de cambiar su discurso y acomodarlo a la oportunidad del momento.  Este «marxismo» de «si no les gustan mis principios, estoy dispuesto a cambiarlos» es muy normal en política. Es la expresión “Donde dije digo, digo Diego” que suele emplearse para rectificar una afirmación o para desdecirse de algo ya expresado.

Al igual que en el marketing, una necesidad insatisfecha se convierte en una oportunidad de negocio y es cuando se presenta un producto a la medida. El propósito de la política es gobernar en función del bien común y ganar las elecciones es un paso necesario para lograrlo. Y, muchas veces los políticos cambian de opinión para intentar ganar otras elecciones o para quedarse en su puesto. La política es también marketing: producto y público. Donde el producto es el candidato, el programa o el partido; donde el público es la ciudadanía. Los políticos venden su producto conforme a lo que la gente desea y muchas otras veces simplemente crean una demanda. Por eso, cambiar los principios es muy habitual en la política.

La política es el arte o la ciencia de llegar al poder, conservarlo y muchas veces a cualquier precio. Hay tránsfugas ideológicos, existen cambios de orientación o adecuación ideológica. Lo ha hecho Pedro Sánchez desde su llegada al Gobierno, con decisiones que él criticó anteriormente desde la oposición, con contradicciones, argumentos opuestos en sus discursos y haciendo oídos sordos a lo que siempre dijo que nunca haría. Todo esto ha sido motivo de criticas por parte de la oposición. Ahora, Carlos Mazón ha secundado el ideario de Vox, para sacar sus Presupuestos y de paso seguir en su cargo, después de demostrar su ineptitud en los momentos posteriores a la DANA de Valencia y en la reconstrucción. Mazón ha reconocido tener «puntos de entendimiento» en materias como el Pacto Verde europeo, el dogmatismo climático, la inmigración o el anuncio que se publicarán las nacionalidades de las “personas detenidas por pillaje” en la DANA. Lo más grave, es que la cúpula del PP lo ha bendecido.

El PP está dispuesto a cambiar sus principios, a cambiarlos, después de romper relaciones el año pasado en cinco comunidades a raíz de la reubicación pactada de menores migrantes. La torpeza de Mazón de oponerse a las imposiciones ecologistas de Bruselas y a proteger a los valencianos de la inmigración irregular, puede abrir el camino a que el PP y Vox sean capaces de entenderse. Si añadimos que pretenden también, recortes en materia lingüística del valenciano, que consideran un dinero «mal destinado» y un «gasto superfluo ideológico». El PP tiene sus principios, pero tiene otros, los de la extrema derecha, que no les cuesta cambiarlos y parecer iguales.

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