Una cita atribuida a Shakespeare, dice que: «Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras». En política hay que saber administrar el silencio informativo y el discurso. Aunque, la materia prima de la política es el discurso. Sin las palabras, la política no tiene sentido ni contextos. El silencio es poner en cuestión la comunicación, el lenguaje, un retroceso en materia de transparencia. Pedro Sánchez suma 42 días sin ofrecer ruedas de prensa con preguntas, desde el pasado 29 de abril, tras las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional y del Consejo de Ministros, después del apagón eléctrico que afectó a toda la península ibérica. El Presidente olvida que la información y la transparencia, son una regla de oro de la democracia. Que está obligado a darla, a no guardar silencio informativo y político, a responder preguntas a los periodistas y a la sociedad en general.
Esto no funciona, de que unos tienen derecho a preguntar y el Presidente tiene el derecho a no contestar. Siempre y cuando no tenga un hueso o una espina en la garganta que le impida contestar. La honestidad del Presidente está en contestar a todas las preguntas. De no hacer comparecencias sin preguntas. Incluso, cuando un tema no le conviene, no debería evadirlo, contestando otra cosa o culpabilizando a la oposición, su obligación es responder con datos y verdades. El Presidente no puede coartar la libertad de expresión, no respondiendo a las preguntas de los periodistas, que son en definitiva defienden con su oficio, la libertad de informar, pensar, escribir, opinar y disentir. Por eso, el conjunto de periodistas no deberían acudir a una comparecencia oficial o personal, sino son admitidas las preguntas y las respuestas. La rueda de prensa es para todos los medios: para la prensa escrita que escribe para el día siguiente, pero también para radios y televisiones que funcionan en directo.
En la comunicación política no cabe el silencio, puede haber escucha, prudencia o reflexión. Pero, el silencio es peor que un discurso vacío, no puede significar un sentido político. Dice el refrán «el que calla, otorga«, en otras palabras, el silencio puede entenderse como una forma de aprobación. Si en una una rueda de prensa, no se es capaz de trasladar el mensaje con claridad, transmitir credibilidad y ser capaces de responder a los requerimientos de los periodistas o limitarlas, es mejor no hacerla. Donde existe un pacto tácito, donde los medios se hacen eco del mensaje, pero también ellos someten al compareciente, a posibles interpretaciones, a críticas y a preguntas.
El presidente del Gobierno, de una coalición progresista, debe tener más ruedas de prensa, no puede jugar al silencio informativo y político, debe aceptar preguntas y repreguntas, porque ante el derecho a la información está la obligación de comunicar y de transparencia, que mejorará la calidad democrática en España. Ni es aceptable la comparecencia sin opción de preguntar, ni la convocatoria a través de un plasma, ni las inauguraciones o eventos que solo buscan la instantánea. Un presidente de Gobierno tiene que ofrecer entrevistas a los medios, tiene que asistir a las sesiones de control del Congreso de los Diputados y del Senado, para ser interpelado por los grupos parlamentarios. No pueden quedar dudas por guardar silencio y no responder, la democracia es información y transparencia.
Sin libertad de expresión por parte del Gobierno, no hay diálogo, intercambio de ideas, crítica al poder, descubrimiento de la verdad ni opinión pública. La libertad de expresión se debilita también, cuando el periodismo se convierte en una fuente de sensacionalismo, manipulación, promoción de odios, prejuicios e intereses ilegítimos. El debilitamiento o la supresión de la libertad de expresión hace que los individuos sean más vulnerables y debilita los sistemas democráticos. Pedro Sánchez no puede ser «dueño de sus silencios», tiene que explicar y contestar a todo. Va en el sueldo y en el puesto…