Venezuela vota.

Venezuela vota, aunque hay países que celebran elecciones y toleran cierto grado de pluralismo, pero al mismo tiempo quebrantan las normas democráticas mínimas de manera tan grave y sistemática que no tiene sentido clasificarlos como democracias. El realizar unas elecciones es para conseguir cierta apariencia de legitimidad democrática, con la esperanza de satisfacer tanto los intereses internos como externos, pero con el objetivo de consolidar la permanencia en el poder. Conseguir la legitimidad electoral sin correr los riesgos de la incertidumbre democrática, no existe. Porque, la democracia simplemente existe o no existe. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha dado como ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela a Nicolás Maduro, para un tercer mandato consecutivo, consiguiendo un 51,20% de los votos. Las elecciones son una condición necesaria pero no suficiente para una democracia. Porque las democracias no pueden existir sin elecciones; sin embargo, las elecciones por si solas, no bastan. El sistema electoral…

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Normalidad democrática.

La elección de la presidencia del Congreso a la socialista Francina Armengol, demuestra una normalidad democrática. El pacto del PSOE y Sumar con ERC y Junts ha garantizado a la ex presidenta balear ser elegida como tercera autoridad del Estado con 2 votos más de la mayoría absoluta, frente a los 139 votos logrados por la candidata del PP Cuca Gamarra, con el apoyo de UPN y CC. Y, la sorpresa de los 33 votos obtenidos por Ignacio Gil Lázaro de Vox, que han roto su compromiso de votar a la aspirante del PP, por no lograr el apoyo del PP  para lograr un puesto en la Mesa del Congreso. Normalidad democrática, simplemente ha ganado la mayoría. Francina Armengol tuvo el respaldo de toda la izquierda y de los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, lo que ha permitido a la izquierda hacerse con el control de la Mesa del Congreso. Normalidad democrática…

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