Odiar no es un delito.

Odiar no es delito, es una forma de ejercer la libertad de expresión y en dicho paraguas cabe el odio, el insulto, la parodia, el poder quemar una bandera, una foto del rey o apalear un muñeco con la figura del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. La Justicia lo tiene claro: no puede prohibir el odio, no se puede castigar al ciudadano que odia. La protección penal existirá, y esto es determinante, sólo "cuando se ataque a sujetos individuales o colectivos, especialmente vulnerables" y está claro que Pedro Sánchez no lo es. El apaleamiento a un muñeco que simulaba ser Pedro Sánchez ahorcado en la madrugada del 31 de diciembre, en esa particular Nochevieja en Ferraz, es respetar que otros pueden pensar diferente y que haciendo uso de su libertad de expresión pueden hacer lo que les dé la gana. Aunque pueda desagradar e incluso repugnar lo que se expresa. En el…

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