Lo que no se cuenta de Israel, y sí que existe.

Dicen que lo que no se cuenta no existe y lo que no existe no cuenta. Pero, muchas veces lo que no se cuenta, sí que existe y no se explica. Seis millones de víctimas inocentes cuyo único crimen era el de haber nacido judíos murieron en el Holocausto. Los Aliados hicieron pública su condena del «exterminio», a final de la Segunda Guerra Mundial, del pueblo judío en Europa y afirmando que castigarían a los culpables. Pero, a pesar de que la comunidad internacional conocía su existencia, sus métodos y el objetivo de convertirlos en lugares de asesinato masivo, no hicieron nada. Muy similar a lo que está pasando con el genocidio a la población palestina en nuestros días. El Estado de Israel se fundó en 1948 por el sionismo, que se convirtió en un movimiento político y nacional con el objetivo de re-establecer un Estado judío en Palestina, después de la Segunda Guerra Mundial con miles de refugiados e inmigrantes. Y, el plan de ONU de dividir el territorio en un Estado judío y otro árabe, con constantes guerras durante años, para alcanzar su objetivo de hacer desaparecer a los palestinos.

Un Estado pequeño como Israel, con solo 22.145 kilómetros cuadrados y una población de menos de 10 millones de habitantes, tiene el apoyo de los distintos go­biernos norteamericanos, demócratas y republicanos, que le garantiza toda la ayuda económica, militar y diplomática que lo hace un sistema arrogante y desafiante ante los organismos internacionales. Dispuesto a dominar todo Oriente Medio, con uno de los ejércitos más poderosos y sofisticados tecnológicamente del mundo. Donde los colonos, desde 1967, han construido numerosos asentamientos que son ilegales según el derecho internacional y que constituyen un crimen de guerra. Pero, que Israel sigue apoyando, significando su expansión.

Desde el punto de vista histórico, los judíos se han dedicado tradicionalmente primero al comercio y luego a la banca y a las finanzas. Lo que les permite una gran resiliencia y espíritu emprendedor. La necesidad de depender de sus propios recursos y habilidades para sobrevivir ha fomentado un fuerte sentido de autosuficiencia, siendo uno de los grupos más exitosos en términos financieros en el mundo actual. En Estados Unidos los judíos estadounidenses son poco más del 2% de la población del país, pero el “lobby’ judío” tiene mucho dinero e influencia política. Lo que no se cuenta de Israel, es que dicho lobby se siente vinculado emocionalmente a su país y donde nunca faltará su apoyo económico. Y, donde no importa las vulneraciones de derechos y libertades de la población palestina.

Lo que no se cuenta de Israel, es que existe una economía del genocidio. Es lo que figura en el informe de 39 páginas «De la economía de la ocupación a la economía del genocidio» de la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los territorios palestinos, Francesca Albanese, que se ha publicado el 1 de julio. Donde se detalla las empresas fabricantes de armas, empresas tecnológicas, constructoras, bancos y universidades, que han cooperado con la ocupación de territorios en Cisjordania y el genocidio en curso que Israel está cometiendo en el territorio de Gaza. Como apunta Albanese en sus conclusiones: “Mientras la vida en Gaza es arrasada y Cisjordania sufre un ataque cada vez mayor, el presente informe muestra por qué continúa el genocidio perpetrado por Israel: porque es lucrativo para muchos”.

Y, por supuesto aparte de cientos de empresas que colaboran en la venta y compra a Israel, están los Estados que siguen sin aplicar desinversiones, sanciones y boicot a Israel, como forma de aumentar la presión política y económica, con el fin de terminar con la ocupación israelí y la construcción de nuevos asentamientos en territorios palestinos. El informe Albanese está previsto que lo presente ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el próximo jueves, que todos sabemos no servirá para nada. Dichas empresas pueden ser consideradas responsables por conductas explotadoras, abusivas e incluso criminales en casos de apartheid y una potencial responsabilidad internacional por complicidad en genocidio. Quizás cuando pasen 80 años, la sociedad internacional, que ahora mira hacia otro lado, reconocerá el genocidio al pueblo palestino.

Dicen que lo que no se cuenta no existe y lo que no existe no cuenta. Pero, muchas veces lo que no se cuenta, sí que existe y no se explica. Israel se considera un Estado invulnerable y siempre apuesta por la guerra. La relatora especial instó a los Estados a imponer un embargo de armas total, suspender los acuerdos comerciales y de inversión, y exigir responsabilidades a las empresas por las violaciones del derecho internacional. Los judíos sufrieron en la Segunda Guerra Mundial el mayor genocidio, ahora están haciendo lo mismo con el pueblo palestino. Y, tú ¿ qué piensas ? ¿ qué haces ? ¿ qué has dejado de comprar ?

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