La supervivencia y el cainismo de Podemos.

La relación de los partidos de izquierda en España siempre ha sido problemática, desde la República hasta los tiempos del PSOE e IU, con el antagonismo de Felipe González y Julio Anguita. La izquierda siempre ha tenido la tendencia a fragmentarse y a enfrentarse entre sus diversas facciones, la supervivencia y el cainismo han hecho olvidar la lucha de clases, la igualdad, la democracia y  luchar por el fortalecimiento del Estado del bienestar, que es el mayor logro como sociedad. Donde la izquierda dio marcha atrás en sus principios y exigencias, donde la Transición no fue modélica, simplemente muchos aceptaron ceder. El franquismo fue un sistema dictatorial hasta el final. Existe el convencimiento de que es mejor dejar que las cosas se queden como están. Aún, existen las dos Españas, la Guerra Civil, las víctimas del franquismo que todavía siguen exigiendo el derecho a enterrar a sus muertos. Pero, en España aún no se acepta dicho derecho, y algunos hablan enseguida de remover el pasado, de reabrir heridas…  El 15M de 2011 fue el resurgir de una multitud de personas indignadas y calladas, que pensaron que las cosas se podían hacer de otra manera. Podemos quiso recuperar el espacio de la izquierda, que el PCE había perdido y el PSOE había olvidado.

La supervivencia de Podemos, ha pasado desde sus inicios, en enero de 2014, por todas las vicisitudes. Donde hasta 55 de los 69 diputados y diputadas que Podemos obtuvo en las elecciones generales de 2015 fueron investigados de forma ilegal por la llamada «policía patriótica» durante el gobierno del Partido Popular. Una guerra sucia, buscando desacreditar a los diputados y diputadas de Podemos, buscando elementos en sus vidas que pudieran ser motivo de reproche social.

Podemos busca la supervivencia como único espacio de la izquierda, tras los supuestos casos de corrupción del PSOE.  En algo que coinciden PP, Vox y Podemos en que acabe el Gobierno de Coalición. Según el diccionario de la Real Academia, «cainismo» significa «actitud de odio o fuerte animadversión contra allegados o afines». Se le atribuye a Winston Churchill la frase «nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás». Podemos y el PSOE saben mucho de animadversión, Sánchez no quería a Iglesias de ministro, ni un Ejecutivo de coalición con Podemos, incluso dijo: «Yo podría ser hoy presidente del Gobierno, pero no dormiría tranquilo por las noches». Pero, tras cinco meses de negociaciones, después del 28-A de 2019, el 13 de enero de 2020, Podemos entró en el Gobierno de España.

Fue un Gobierno con diferencias ideológicas y enfrentamientos personales entre los dos líderes: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, con escenificación de ofertas y contraofertas, hasta que el 15 de marzo se produjo la renuncia de Pablo Iglesias a ser miembro del Gobierno. Para «dar paso a nuevos liderazgos» para después decir que «Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta de España» en unas  generales «si ella quiere» y si la militancia lo respalda. Una pugna y desencuentro entre el partido socialista y su socio preferente Unidas Podemos por rectificar la Ley de Libertad Sexual, conocida como de solo sí es sí, tras conocerse las primeras revisiones de penas a la baja a condenados por delitos sexuales. Donde Irene Montero, desde Igualdad, negó cualquier tipo de error tratando de vincular estas sentencias con los riesgos de una «Justicia machista» para defender que el problema no era el texto. Todo acabó con la disolución de las Cortes y el adelanto de las elecciones generales al 23 de julio, después del fracaso  de las autonómicas, obligando a los progresistas a movilizarse en contra de un Gobierno PP-Vox.

Podemos sabe que su supervivencia está en atacar al Gobierno de Pedro Sánchez, diciendo que “el Gobierno ya ha muerto, la única duda es cuándo se concretará el final”. La frase, pronunciada por la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, durante un Consejo Ciudadano Estatal extraordinario, resume el sentir en relación a la corrupción del «caso Koldo», «caso Ábalos», «caso Cerdán» o resumiendo el «caso PSOE», su rumbo político, su postura frente a Israel, al aumento del gasto armamentístico, … Podemos reclama el fin del ciclo sanchista y se prepara para construir una alternativa que supere el bipartidismo. Frente a la ruptura formal del espacio progresista en dos grandes bloques: Sumar y Podemos, la supervivencia de Podemos está en recuperar votos de la izquierda, atacando los escándalos, la falta de medidas regeneradoras y la renuncia a liderar una izquierda ilusionante por parte del PSOE. El resultado será el de siempre, el voto desunido de la izquierda frente al voto de la derecha y la extrema derecha.

Podemos no puede defender su supervivencia, diciendo que Pedro Sánchez no está «legitimado» para liderar un Gobierno progresista, no acudiendo a la ronda de contactos que el presidente ha convocado con sus socios de investidura, porque no quiere participar «en una operación de lavado de cara de un partido corrupto«, en referencia al PSOE. La supervivencia de Podemos y su legitimidad no se logra con los sistema de la extrema derecha. No queramos dar la razón a los que equiparan los extremos, porque algún día puede ser necesario el voto de Podemos, no para que gobierne Pedro Sánchez, sino simplemente para que que no gobierne la derecha y la extrema derecha en España.

Deja una respuesta