La frase de «la calle es mía» se le ha atribuido históricamente a Manuel Fraga, vicepresidente del Gobierno de Carlos Arias Navarro y ministro de la Gobernación, después fundador del PP. Hubo un tiempo en que la calle estaba totalmente reprimida por las fuerzas del orden y donde la izquierda encontró el medio para arrancar al sistema, los derechos demandados. Las multitudes en las calles sirvieron para mostrar el descontento social y la lucha política, haciendo con cada manifestación una lucha colectiva que alcanzó poco a poco logros sociales. Manifestaciones durante la Transición Española como la huelga general de 1976, la primera tras la muerte de Franco, y la huelga general de 1977, la Diada catalana en 1977 con un millón de personas, bajo el lema de «Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia» (Libertad, Amnistía, Estatuto de Autonomía).
A la cabeza de las huelgas se encontraba el movimiento obrero de los sindicatos, aparte de los movimientos estudiantiles, de asociaciones vecinales y partidos políticos, con reivindicaciones de carácter económico y laboral o reivindicaciones directamente políticas, en una España con represión y falta de libertades democráticas. Las calles se convirtieron en el lugar donde se reclamaban el restablecimiento de los derechos democráticos que habían sido arrancados por la dictadura. Durante las cuatro legislaturas consecutivas del PSOE de Felipe González, desde diciembre de 1982 hasta mayo de 1996, las calles siguieron siendo de la izquierda. Después, durante ocho años el Partido Popular ocupó el gobierno de España bajo la presidencia de José María Aznar (1996-2004) El 15 de febrero de 2003 tuvo lugar la mayor de las manifestaciones, con el «No a la guerra», convocadas y coordinadas a nivel mundial contra la inminente invasión de Irak por Estados Unidos y sus aliados. Llegaron los atentados del 11 de marzo de 2004, en los que fallecieron 193 personas y más de 2.000 resultaron heridas. Más de 11 millones de personas tomaron las calles de toda España bajo el lema «Con las víctimas, con la Constitución y contra el terrorismo».
Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno, tras suspender la campaña electoral el 11 de marzo de 2004 y la desinformación por parte del Gobierno de Aznar, los medios de comunicación hicieron un llamamiento al voto, y comenzaron estrategias de manipulación o desinformación de algunos medios, con la llamada «teoría de la conspiración» donde se trató de mezclar a ETA con el yihadismo. La derecha quiso buscar en las calles, lo que no consiguió en las urnas, el 3 de diciembre de 2005 el PP liderado por Mariano Rajoy convocaba una concentración en Madrid contra la reforma del Estatut de Catalunya. EL PP comenzó un boicot a los productos catalanes y Rajoy llevó al Congreso cuatro millones de firmas en contra del Estatuto catalán. La izquierda recobró las calles con el Movimiento del 15-M de 2011 y los movimientos feministas. El Partido Popular no se esperaba perder las elecciones generales en 2004, no asumió la derrota y consideró que le habían «robado» el Gobierno, convocando manifestaciones contra la política antiterrorista. Llegó el PP de Mariano Rajoy al Gobierno, del 21 de diciembre de 2011 al 2 de junio de 2018, y seguía el ruido sobre Catalunya, desde el 27 de octubre de 2017, día de la declaración unilateral de independencia de Cataluña (DUI) y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
La derecha ha salido a la calle en contra del divorcio, del aborto, de la eutanasia, del Estatut de Catalunya, de la amnistía… Pero, a partir del 1 de junio de 2018, donde Pedro Sánchez, ganó la moción de censura al Gobierno de Mariano Rajoy, las manifestaciones han sido siempre en contra de Pedro Sánchez y su supuesto gobierno ilegitimo. Alberto Núñez Feijóo no ha aceptado, que aún habiendo ganado las elecciones del 23J, el Congreso de los Diputados en forma de mayoría absoluta (178 votos) hizo presidente a Pedro Sánchez, frente a los 172 que le dejan en la oposición. El derecho a la manifestación, reconocido en el artículo 21 de la Constitución Española, permite a las personas reunirse pacíficamente para expresar sus ideas y reivindicaciones. Pero, las elecciones se ganan en las urnas, no en las calles, por muchos autobuses que se fleten. Hoy domingo en la Plaza de España de Madrid la concentración contra la «corrupción» que rodea al Gobierno de Pedro Sánchez, no ha sido tan exitosa como esperaban.
Según la Constitución española de 1978, en su artículo 113, el Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción, por mayoría absoluta, de la moción de censura. Alberto Núñez Feijóo, debe presentar la moción de censura contra Pedro Sánchez, aunque esté abocada al fracaso. En la calle se conquistan derechos, pero se ganan en las urnas. Así funciona, la democracia, la opinión de la ciudadanía lo validan sus votos y no el populismo en la calle.