El patriarcado es el sistema de organización social, política y cultural en que el varón ostenta la primacía, tanto en el ámbito público como en el privado. Las estructuras de poder patriarcales, se dan en todos los ámbitos, es lo que vulgarmente se llama «machismo». Donde una gran mayoría de varones y demasiadas mujeres siguen contribuyendo de manera consciente o inconsciente al mantenimiento del sistema patriarcal. Y el primer mecanismo que utilizan unos y otras es el de negación u ocultación de la realidad, el mecanismo del silencio, de la invisibilidad, de no llamar a las cosas por su nombre: una estructura social jerárquica, basada en un conjunto de ideas, prejuicios, costumbres por la que el género masculino domina y oprime al femenino.
La diferencia entre machismo y patriarcado, es que el machismo es una actitud y una conducta individual o colectiva, mientras el patriarcado es toda la estructura social en la que por diversos factores se hacen posibles las actitudes y conductas machistas. Pensar que no existiera el machismo en el PSOE, sería engañarnos, al igual que existe en toda la sociedad actitudes o comportamientos discriminatorios para con las mujeres. Hoy en el Comité Federal del PSOE, estaba previsto el nombramiento para la Secretaría de Organización, tras el cese de Santos Cerdán por un caso de presunta corrupción del partido, por Rebeca Torró y el que iba a ocupar el puesto de adjunto de la Secretaría de Organización de la formación era Francisco Salazar, una persona del equipo del presidente del Gobierno, que ha pedido ser apartado provisionalmente, tras las informaciones de comportamientos «inapropiados» y «comentarios obscenos» en el gabinete de la Presidencia del Gobierno. No constan denuncias al respecto en ninguno de los canales que tiene el partido, pero por lo visto, era un secreto a voces. Pedro Sánchez ha estado a punto de «equivocarse» de nuevo, con la designación de Francisco Salazar como adjunto de la Secretaría de Organización, sino hubiera sido por las informaciones periodísticas desveladas.
Pedro Sánchez ha evitado mencionar a Francisco Salazar durante el discurso que pronunció para abrir la reunión de este sábado, pero sí pidió «a las compañeras víctimas» que, «cuando haya potenciales casos de agresión y acoso», utilicen los «canales» internos de denuncia del PSOE. «Las vamos a proteger», prometió. En el patriarcado los perjuicios los sufren las mujeres y los hombres resultan beneficiados en el balance de poder, donde las mujeres siguen contribuyendo, de manera consciente o inconsciente, al mantenimiento del sistema patriarcal, al no denunciar por miedo. La estructura patriarcal se entremezcla en la estructura de clases: entre ricos y pobres, entre progresistas y conservadores.
El PSOE reforma sus estatutos para expulsar a consumidores de prostitución, tras el comportamiento desvelado por los audios de la UCO de personas como José Luis Ábalos o Koldo García, donde hablan abiertamente de contratar los servicios de prostitutas. Nuestra sociedad sigue siendo “machista”, destinando a la mujer el papel social de “esposa y madre”, pero también de objeto sexual. Donde la mujer funciona como objeto y no como sujeto, donde el hombre lo intenta «gratis» en su entorno más cercano (social o laboral) y cuando no lo consigue lo busca en la prostitución. Donde también es indiferente a la estructura de clases: entre ricos y pobres, entre progresistas y conservadores. La prostitución existe, porque hay sujetos que acuden a ella. El tipo que paga por el sexo ve a la mujer como un objeto, se sienten más hombres, reafirmando su masculinidad, igual que cuando intentan los comportamientos «inapropiados».
El PSOE puede ser un partido político con ideas feministas, pero tiene una estructura donde los hombres son mayoría y por lo tanto el patriarcado está presente. En el PSOE como en todos los partidos hay gente machista y feminista; más o menos progresistas; honrados y corruptos; fieles y leales. Su profesionalidad no es como «el valor en el servicio militar, que se le supone». La profesionalidad, también en política, se debería acreditar con unas competencias profesionales, pero también con una evaluación y seguimiento de la calidad y el desempeño, asegurando que se cumplen los objetivos y se mantiene un alto nivel de responsabilidad. Pero, en los partidos políticos se valora muchas veces, más la obediencia ciega y el peloteo, que la lealtad basada en la honestidad y la integridad. Cuando la lealtad, se basa en intereses personales o beneficios materiales, se olvida lo que es correcto y justo, se cae en una falta de ética y de moral, se transforma en sumisión hacia aquellos que detentan el poder. Para frenar la corrupción, el PSOE tiene que «limpiar» a muchos cuadros del partido y sobre todo, tener los sistemas de control, que no permitan la corrupción, ni el patriarcado.