Cuestión de confianza a Pedro Sánchez.

No es suficiente con que Pedro Sánchez, tras la crisis en el PSOE por los audios de Santos Cerdán, se limite a decir: “Pido perdón a la ciudadanía. Nunca debimos confiar en él”. Si el presidente del Gobierno no dimite, no convoca elecciones, no saca sus Presupuestos de 2025 adelante, entonces es necesario que se someta a una cuestión de confianza ante el Congreso. Porque el PP, parece que no presentará una moción de censura, por falta de apoyos. Este mecanismo a diferencia de una moción de censura, está previsto en la Constitución en su artículo 112, el que señala que «el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general». La confianza de la Cámara se entiende otorgada si obtuviera la mayoría simple. Pero si se la niega, Pedro Sánchez tendría que presentar su dimisión al Rey, que tendría que plantear consultas para la investidura de un nuevo presidente, según lo dispuesto en el artículo 99 o en su defecto anticipar las elecciones.

La cuestión de confianza a Pedro Sánchez, se entenderá otorgada cuando vote a favor la mayoría simple de la Cámara, es decir, más síes que noes. Lo cual retrataría a todos los partidos que han apoyado a este Gobierno de Coalición. Pedro Sánchez no puede eximirse de la responsabilidad de que dos secretarios de organización del PSOE tengan problemas con la Justicia. Ni puede aducir que no dimitirá porque entregar el Gobierno en la derecha y la ultraderecha sería «una tremenda irresponsabilidad». Pedro Sánchez no se puede convertir en el guardián de las esencias. Porque si tiene la ganar la derecha y la extrema derecha lo decidirá el voto de la ciudadanía. La izquierda no puede ser más importante que la democracia. No podemos mantener que «la izquierda no roba» y «la derecha roba». La realidad nos dice que los controles y los valores de la izquierda, han fallado.

Si Pedro Sánchez no consigue la mayoría simple, el PSOE puede encontrar una persona como presidente del Gobierno, para acabar la legislatura o simplemente adelantar las elecciones. Dimitir no es reconocer una culpa, es simplemente cuestión de dignidad, de integridad, de buen comportamiento y que de momento, deja al PSOE y al Gobierno de España excluido de cualquier tipo de acto delictivo. Pero, con una gran responsabilidad política, si la cuestión de confianza la pierde Sánchez, será por sus deméritos, más que por los aciertos del PP. Que el PSOE robe supuestamente y que el Gobierno no está tranquilo, por supuestas implicaciones, puede ser suficiente para que plantee su cuestión de confianza ante el Congreso de los Diputados y ante toda España. La izquierda debe hacer las cosas diferentes a la derecha, para continuar siendo la izquierda que muchos españoles y españolas siguen votando.

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