El deseo de libertad de las personas.

Se puede reprimir y limitar la libertad humana, pero nunca el deseo de libertad de las personas, porque no hay barreras a la libertad. Todos los seres humanos tenemos el ansia irrefrenable de ser libres, de que nadie nos ponga limites al movimiento, al pensamiento, a la libertad de expresión. Es lo que nos hace descubrir nuevas cosas, ir a lo desconocido o simplemente huir de lo que no nos satisface. Hasta la persona más vetada de libertad, hasta la persona más maltratada e incluso torturada tienen la libertad de pensar y de intentar luchar para ser libres. Existen tres grandes tipos de fronteras: las naturales, las artificiales y las mentales. Las naturales son las que están compuestas de accidentes geográficos como las montañas, los ríos o el mar que son cada día menos infranqueables. Después están las políticas o identitarias que son las que limitan los estados-nación, que tienen una amalgama…

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