Cuando se manifiestan 130.000 personas en Valencia, según la Delegación de Gobierno, buscando la dimisión de Carlos Mazón, como un elemento definidor de la responsabilidad política. Muchas veces se confunde a menudo lo que es una condena política con una condena penal, una cosa es explicar la responsabilidad política de un president de la Generalitat Valenciana, donde sus actos u omisiones graves han redundado en perjuicio de los intereses públicos y otra muy diferente es que puedan ser constitutivos de delito y se produzca la intervención de los tribunales de justicia.
El concepto de responsabilidad política, no puede ser limitarse a la 0bligación de dimisión, porque Carlos Mazón debe rendir cuentas en las Corts Valencianes, que supone proveer de información y explicar sus acciones, con el fin de estar sujeto al control democrático y la obligación de responder a las preocupaciones y críticas suscitadas. Aunque sea imposible llegar a una moción de censura a la responsabilidad política presidencial y caída del Gobierno valenciano, por la pérdida de confianza parlamentaria. Ya que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) tiene 40 diputados, más el supuesto apoyo de Vox con 13, lo que les permite tener 53 votos, frente a los 46 que suman el Partido Socialista del País Valenciano (PSPV-PSOE) con 31, más los 15 de Compromís. Por lo tanto, solo queda la depuración a merced de la administración de justicia.
En las calles puede haber una opinión univoca de dimisión de Carlos Mazón, pero eso solo expresa el cabreo de una determinada parte de la población, en un momento determinado de frustración y desamparo. Pero, ¿ qué votarán los valencianos y las valencianas en las próximas elecciones autonómicas valencianas ? Lo que está demostrado es que entre los ciudadanos que tienen mayor conocimiento e interés por la política, los escándalos de corrupción y de mala gestión no conllevan una reducción en la probabilidad de votarlo.
La mayor amenaza para la democracia viene del rechazo de la propia política, cuando hay momentos complicados, es el triunfo de la antipolítica, la negación de la legitimidad política de las instituciones. En la catástrofe de la DANA solo han triunfado los bulos, las mentiras y la desafección de la ciudadanía por la política. extrema derecha. El único final sería la dimisión de Mazón, ser juzgado por su negligencia criminal e ir a prisión, para lograr justicia.
Mazón se ha resistido desde el comienzo a declarar el nivel 3 de emergencia, pero hasta el propio presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo ha pedido que el Gobierno declare una emergencia nacional. ¿Cómo es posible que la administración autonómica valenciana no aplicara el protocolo de emergencia? ¿ Por qué tantas mentiras ? La ciudadanía requiere no sólo una respuesta política, sino también penal. El tema no es que dimita Mazón, es averiguar todo lo que ha pasado y depurar responsabilidades.
Si la gestión de Mazón no ha sido la más adecuada, quizás el Gobierno de España hubiera tenido tomar las riendas de la situación, Carlos Mazón, según se ha publicado, impidió la entrada de equipos de ayuda, y de militares de la UME, tardó dos horas en presentarse a una reunión donde se estaban evaluando las consecuencias de la riada que ya era evidente en varias localidades del área metropolitana de Valencia. Demasiado tiempo sin ayuda, demasiados muertos que quizás se hubieran podido evitar.
Deberían estar de acuerdo todos, en que no se ha hecho bien las cosas. Que la incompetencia no es una excusa. La responsabilidad derivada de la nefasta gestión de la catástrofe, es suficiente para procesar al presidente de la Generalitat valenciana. No es suficiente con pedir su dimisión, es necesario justicia.