La elección del papa León XIV suscita si el sucesor de Francisco, adoptará posturas con la doctrina católica tradicional o con la necesidad de cambio en la Iglesia. Hacia temas tan sensibles como el sacerdocio, los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero de la Iglesia católica, la relación con los homosexuales, las personas transexuales, los divorciados, las familias monoparentales, las parejas que viven juntas pero que no están casadas, el papel de la mujer, prácticas como el aborto o la eutanasia, la anticoncepción, la esterilización y la redefinición de roles tradicionales en la Iglesia. Propuestas progresistas que muchos ven incompatibles con la enseñanza milenaria de la fe católica.
A la Iglesia siempre le ha costado cambiar, es la misma por los siglos de los siglos, cambian las personas, cambian los edificios, la liturgia, la acción pastoral, el intento de adaptarse a cada época y circunstancias, pero siempre inmutable a temas como el dogma y la moral, bases de su fe. La Iglesia desarrolla su doctrina, sin cambiarla jamás.
A lo largo de la historia la Iglesia ha representado la intransigencia, una institución cerrada, incapaz de escuchar otras opiniones, alejada de la cultura del pluralismo, que ha condenado todas las demás formas de pensamiento, imponiendo por la fuerza su modo de pensar. Una institución marcadamente antidemocrática, representantes del pensamiento único, olvidándose de las minorías y de los pobres, atesorando cada vez más riqueza. Por tanto, alejada de los valores de Jesucristo y también de la modernidad.
Pero, la Iglesia con sus luces y sus sombras, sigue ahí después de dos mil años. Igual que aceptó la esclavitud, creó la Inquisición y legisló que la quema iba a ser el castigo oficial por herejía o defendió las guerras santas, cambió de idea porque hubo una evolución en la doctrina y eso debería seguir pasando con otros temas.
La elección del papa León XIV abre de nuevo el tema de un aperturismo en la Iglesia, del cambio, de una Iglesia pobre. De abrir la puerta a una serie de personas, de estilos de vida, que hasta el momento, no han sido bien recibidos. Donde hay tantas personas en desacuerdo, fieles y del clero, porque piensan que va en contra de la fe Católica. En estos tiempos de democracia, en que se elige un Papa absolutista, en qué muchos deberían reformar su conciencia, sería un buen momento para cambiar muchas cosas. Aunque, siempre existen otras opciones, como cambiar de religión, ser ateo o simplemente ser agnóstico.