El deber de no ignorar la realidad.

Que algo te incomode no significa que debas ignorarlo, el rey tiene el deber de no ignorar la realidad, porque ignorar con su silencio es aprobar la injusticia. Todas las expectativas que la gente tenía con el discurso de Navidad del rey, se han desvanecido: los que esperaban palabras de desaprobación hacia el comportamiento del rey emérito o hacia la "ínsula Barataria" de los militares retirados que llaman a la insurgencia. Solo, los que no esperaban nada de su discurso, han colmado sus esperanzas. Parece que si no se habla de una cosa, es que no ha sucedido: no pienso ergo no existe. La realidad no se puede ignorar y evitar el juicio es prescindir de dicha realidad. No basta con frases grandilocuentes como: "Los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas nos obligan a todos sin excepciones, están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que…

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