La participación legitima a la democracia.
La participación electoral legitima la democracia, al igual que la abstención deslegitima cualquier proceso democrático, porque es difícil entender la democracia sin participación ciudadana. Si hay poca participación, es decir, si hay abstención, es un síntoma del descontento ciudadano. El mayor miedo que hay en las elecciones catalanas del 14-F, después de casi el 80 % de participación en los comicios de 2017: no es que ganen los independentistas, que ganen los socialistas o que la ultraderecha entre en el Parlament. La mayor duda es el porcentaje de participación: ¿Cuántas personas se quedarán en sus casas por miedo al coronavirus? ¿Cuántos dejarán de ejercer su derecho al voto: por hartazgo, cansancio o desafección? La jornada electoral del 21 de diciembre de 2017, fueron unas elecciones convocadas excepcionalmente por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, después del desafío independentista, la destitución de Carles Puigdemont y el Gobern, la disolución del Parlamento de Cataluña…