Un torturador muerto, pero no juzgado.

Antes que desear la muerte de un asesino, torturador o violador, siempre prefiero que sea juzgado, no es una aspiración ingenua es simplemente la necesidad de creer en la Justicia. Quizás a veces la Justicia no sea perfecta, quizás no siempre tenga en cuenta todas las circunstancias y motivaciones que concurren en cada caso, quizás los jueces también se pueden equivocar, quizás los abogados y fiscales que intervengan no pueden ser los más idóneos, quizás las pruebas no son las más definitorias, quizás ninguna de las sentencias posibles satisfaga a todo el mundo. Pero todo el entramado de la justicia se mantiene porque hay personas que creemos en ella y porque sin Justicia y sin democracia no hay Estado de Derecho, que se define por la amplitud de los derechos que protege. En España nos ha gustado engañarnos o mejor dicho, nos han querido vender una realidad fabricada, por no contarnos la…

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