Elegir entre lo malo y lo peor, quizás dificulta una opción, porque suele ser una falsa elección. Porque, la alternativa siempre la queremos buscar entre lo «bueno» y lo «malo», teniendo que escoger entre dos alternativas, siendo una la que satisface su motivo “bueno” y la otra su motivo “malo”. Pero, cuando las dos opciones son malas, lo malo es una alternativa a lo peor. Hoy en el pleno del Congreso dedicado a la corrupción, era una especie de cuestión de confianza para el presidente, Pedro Sánchez, sin serlo. Donde, los partidos que apoyaron la investidura, han apoyado con matices al actual Gobierno de coalición, después de los escándalos de corrupción que han salpicado al PSOE por las actividades de Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Han escogido no la opción mejor, sino la menos mala.
Cuándo el PSOE decepciona, el resto de la izquierda sigue enfrentada y dividida. Y, la derecha y la extrema derecha, se parecen cada vez más. Nada nos satisface ni cumple nuestras expectativas, nos hace entrar en un estado de frustración, de apatía y de distanciamiento de la política, en que estamos obligados a elegir entre lo malo y lo muy malo. Es el viejo discurso del bipartidismo, al que estamos supeditados a tener que elegir solo entre dos caminos. Pero, parece que solo PSOE y PP, siguen siendo los dos únicos partidos con capacidad de formar Gobierno, donde la ciudadanía les puede obligar a pactar con el resto, sino consiguen la mayoría parlamentaria. Donde el PSOE no tiene suficientes apoyos en la izquierda y el solo tiene a la extrema derecha.
Escoger entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, entre dos opciones malas, tendemos a elegir la menos mala, que, de este modo, nos aleja de la peor. Es tomar la opción menos mala pero la más adecuada, aunque uno hubiera tenido que dar un paso al lado y al otro, quizás le venga grande ser presidente del Gobierno. En una elección entre lo malo y lo peor, quizás lo mejor es no escoger a ninguno. Pero, para esa opción, deberemos esperar a unas nuevas elecciones. Que siga Pedro Sánchez es el mal menor, cuando parece que no tenemos más opciones que elegir entre dos males, que ninguno de ellos es asimilable a un bien.
En las manos de Pedro Sánchez y de sus socios de investidura está la fecha de unas nuevas elecciones. De momento nos tendremos que conformar con las quince nuevas medidas para la lucha contra la corrupción en España. Las nuevas elecciones, será el momento de votar no por un mal, porque la idea de bueno o malo dependerá de los resultados. Solo hay una opción, para que no gane la derecha, que es alcanzar una mayoría de izquierda, que lucha por su falta de unidad, el voto en blanco o la abstención. Donde nosotros, deberemos escoger entre lo malo y lo peor.