Una semana después de que Vox pidiera la deportación de ocho millones de personas migrantes, ha llegado la violencia a Torre Pacheco (Murcia) por la agresión a un hombre de 68 años, el pasado miércoles, supuestamente por un grupo de jóvenes de origen magrebí. Lo que ha provocado incidentes de odio extremo xenófobo, en una localidad que tiene 40.000 habitantes, de los que el 30% es de origen magrebí. Donde ha comenzado «una cacería al inmigrante», formada por vecinos y grupos de la ultraderecha venidos de otras poblaciones. Una excusa para propagar mensajes racistas y de odio, en definitiva fascismo. Dicha persecución racista recuerda a lo acontecido en febrero del 2000 en la localidad almeriense de El Ejido, después de que dos agricultores y una joven fuesen asesinados por dos extranjeros en el intervalo de unos pocos días. En la que salieron a la calles, patrullas para apalizar y amedrentar a la población magrebí, incendiando durante tres días establecimientos y viviendas de los trabajadores migrantes de los invernaderos.
La ultraderecha busca en el odio y la violencia soluciones a temas complejos. En Murcia, como en Andalucía y otras regiones, hay miles de magrebíes trabajando en la agricultura, que se han instalado en nuestro país. No podemos pensar que todos han venido a delinquir, que no respetan nuestra cultura y nuestras leyes, que vienen a violar a nuestras mujeres y pegar a los ancianos. Podemos mantener la convivencia o destruirla, la ultraderecha agita a una población nacional que sufre el desempleo, problemas de vivienda, salud y aumento de la delincuencia, contra los inmigrantes. No se conforman con quererlos deportar, ahora los quieren cazar, incluso algunos los querrían matar. En estos actos de maldad está el odio extremo, la intolerancia, la violencia contra el diferente: por su procedencia, por su color de piel, por su idioma, por su religión…
Cuando observas las imágenes de los medios de comunicación, ves a unas personas que sacan su lado más oscuro con el fin de desear el peor de los deseos para otras personas que son inmigrantes o nacidos en Torre Pacheco. Odio extremo como enemigo de la empatía, maldad humana con la intención de «cazar al inmigrante», de asustar, de amedrentar, de ejercer la violencia contra lo que ellos suponen como amenaza. El racismo, el machismo, la homofobia, la misoginia son ejemplos que se van construyendo y desarrollando de manera cultural en nuestra sociedad. son un ejemplo claro de odio llevado al extremo, contra personas y grupos sociales. El odio extremo es fascismo, donde se explotan los miedos y ansiedades de la población, utilizando la violencia como medio para lograr sus propósitos. No es solo odio, ni maldad, es fascismo.
Torre Pacheco ha sido durante estos últimos días, un laboratorio de la extrema derecha, para hacer crecer el odio, la intolerancia, la violencia, la xenofobia y el racismo. Donde han llegado agitadores, youtuberos, pseudoperiodistas acreditados en el Congreso, políticos de la extrema derecha, pseudosindicatos y organizaciones ultras con el objetivo de «cazar al inmigrante». Con el apoyo de las redes sociales, medios de comunicación afines a la derecha y extrema derecha. Aparte, de un velada crítica por parte de Feijóo, diciendo que no apoya la violencia, pero que la violencia y la delincuencia provienen principalmente de los inmigrantes.
Cuándo se ha demostrado la participación de vecinos y de grupos fascistas que han llegado a Torre Pacheco para hacer la «cacería al inmigrante». Además, de la certeza que estas ideas están instaladas en una parte de la sociedad, de algunos sindicatos policiales y miembros de los cuerpos de seguridad del Estado.
Ni la sociedad, ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ni la fiscalía pueden mirar hacia otro lado, porque esto se llama fascismo y las personas que han participado en los ataques a los inmigrantes y a la prensa, deben ser identificados y llevados a la justicia, determinando la existencia de todos los posibles delitos acontecidos en Torre Pacheco. Responsabilidad, de partidos como Vox y todos sus voceros, que criminalizan a los migrantes. No se puede permitir acciones fascistas en nuestras ciudades, no se puede normalizar la violencia más extrema. No se puede admitir el fascismo en nuestra sociedad…