El precio de la justicia.

No me gustaría aceptar que existe un precio de la justicia. Ni creer la creencia popular de que: "Yo puedo más que tú, dijo el dinero a la justicia". Porque en teoría el dinero puede comprar la justicia y modificarla a su antojo, solo en sociedades donde la corrupción se ha infiltrado en los sistemas legales y prevalece la impunidad. No me gustaría creer que el Marques de Sade tenía razón cuando afirmaba: "La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo por que no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero". Si la justicia es “ lo que debe hacerse según derecho y razón”, me cuesta aceptar que la Audiencia de Barcelona deje en libertad a Dani Alves bajo fianza de un millón de euros, cuando la sentencia contra Dani Alves establece con claridad…

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Legislar bien, para que los jueces fallen bien.

Legislar no puede ser consecuencia de la indignación, conviene analizar todas y cada una de las derivadas que puede tener una decisión. La ley más feminista de este Gobierno, la ley del "si es si" , se está encontrando con controversias que solo están ayudando a dar munición a la derecha más extrema. Una ley que se hizo para defender a las mujeres, unificando el antiguo delito de “abuso sexual” y el de “agresión sexual”, se ha convertido en un boomerang, donde los jueces en su margen de interpretación, están aplicando penas máximas y mínimas en función de cada caso en concreto. Todo por supuesto con matices, dependiendo de los jueces e incluso del área geográfica, aplicando a lo que antes eran “abusos” penas mayores y las antiguas “agresiones”, condenas un poco menores que antes. Las consecuencias de una ley no son fáciles de prever a primera vista, pero ni esta ley…

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