La Ley 18/1987 aprobada por el Gobierno de Felipe González regula el día 12 de octubre y establece que «se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos. Dice la Constitución Española en su Título Preliminar que: «España es un Estado social y democrático de Derecho, cuya soberanía reside en el pueblo español». Y, hoy Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, en su felicitación en las redes sociales por la Fiesta Nacional de España añade: «España no es de unos contra otros. Es de todos.»
Los españoles nunca hemos celebrado con demasiado entusiasmo nuestra Fiesta Nacional, a diferencia de los franceses que lo celebran el 14 de julio, los norteamericanos el 4 de julio o los irlandeses el 17 de marzo. La fecha del 12 de octubre todos la relacionamos con el día de Nuestra Señora del Pilar y patrona de la Guardia Civil, el Día de la Hispanidad o el Día de la Raza, con fuerte simbolismo franquista y en conmemoración de la llegada a América de Cristóbal Colón en 1492. Esta fecha históricamente siempre ha tenido un carácter religioso, colonialista y de propaganda del franquismo. A partir de 1997, se unificaron las celebraciones militares y civiles en una sola jornada, buscando que fuese una fiesta de unión, en «un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía«.
En España hay una apropiación por parte de los partidos de derecha y extrema derecha, del concepto, nombre y bandera de España. Dicha apropiación se ha convertido en una forma de ataque a los partidos de izquierdas y ahora concretamente dirigido contra el gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Es lamentable que una amplia presencia de la bandera española, se tenga que relacionar con el Partido Popular, Vox o formaciones de carácter neofascista. Es triste que la Fiesta Nacional de España sea el momento de insultar al presidente del Gobierno, que comenzó con José Luis Rodríguez Zapatero y continúa con Pedro Sánchez.
No debería de haber nada negativo en llevar la bandera de tu país, ponerte una pulsera o colocar un adhesivo al lado de la matrícula de tu coche. No debería haber ningún problema, independientemente si es la bandera española, la senyera, la ikurriña o la bandeira galega. El problema es cuando se utiliza para separar y enfrentar con otra región o una identidad nacional. La bandera o el himno, forman parte de la simbología de un territorio y tienen además de unas raíces históricas un significado, objetivo y subjetivo. Pero, la apropiación de los símbolos por parte de unos, separa al resto.
Todo esto provoca para unos orgullo y para otros rechazo. Una parte defiende una España de la que se apropian y la otra parte no quiere pertenecer a la que no sienten como suya. Unos se han anclado en la bandera franquista y otros en la bandera republicana. Cuando la bandera nacional de España que nos representa desde 1981, que sustituyó a la bandera franquista, debería ser de todos y de todas las españolas. A lo que colabora el Partido Popular. Por eso cuando Feijóo dice que: «España no es de unos contra otros. Es de todos». No sé, sin son fruto de su retranca gallega o simplemente, ha dicho lo que no quería decir.