Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas.

Matonismo contra parlamentarismo.

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En un sentido amplio, el parlamentarismo se basa en la existencia del Parlamento como la voz del pueblo. Mientras que el matonismo es la “conducta de quien quiere imponer su voluntad por la amenaza o el terror”. La ultraderecha dentro del parlamentarismo siempre busca enemigos con su visión única e intransigente de la sociedad en la que vive: su modelo de nación, de religión, de raza y de familia. Todo les legitima ante el enemigo, incluida la violencia. Matones y fascistas esparcen su ideología en redes sociales con sus insultos, amenazas y bravuconadas. Son un peligro para la democracia, pero son una parte del parlamentarismo. Y, nuestra obligación como demócratas, es escucharlos y rebatirlos. La ultraderecha impone siempre el relato y utilizan las redes sociales, no como un reflejo de lo que ocurre, sino como un mecanismos para crear realidades fake. Temas como las migraciones masivas, el avance del feminismo, el negacionismo…

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El problema no es la religión.

El problema no es la religión, sino el fanatismo y la intolerancia, características que no pertenecen exclusivamente solo a una creencia. El fanatismo religioso históricamente ha sido el culpable de conflictos bélicos, asesinatos y actos terroristas en nombre de un dios, idea o convicciones consideradas como absolutas. El fanatismo no sólo deforma la verdad sino que hace perder la perspectiva de las cosas. La diferencia entre religioso y fanático, es que el religioso ve a la religión como un medio para creer y conocer a su dios, mientras que el fanático ve a la religión como un dios dogmático e incuestionable. El fanático sea o no sea religioso, es dogmático, autoritario, carente de espíritu crítico, maniqueo y que odia la diferencia. Da igual que su fanatismo venga del Islam, del cristianismo o del judaísmo. Ellos creen que son poseedores de la verdad y que el fin, cualquier fin, justifica los medios. Estamos en las disyuntivas…

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