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La integración no se logra con racismo.

Sin integración, no hay Nación («Sense integració no hi ha nació»), una frase que repite incesantemente Carles Puigdemont, que considera el conocimiento del catalán un signo de integración. Para Junts, el catalán no es solo un elemento de arraigo, es un tema determinante. Si no hablas catalán, no te doy los papeles. Y, eso se llama racismo.

Tradicionalmente Catalunya ha sido una tierra de migración. Hasta finales de los años setenta del siglo XX, Catalunya fue el destino de la inmigración de otros lugares de España. La llegada y asentamiento de población nacida en otros territorios españoles, especialmente andaluces, extremeños, murcianos… Se formó una sociedad catalana mixta, en la que en general, el catalán había sufrido prohibiciones durante el franquismo, pero que siempre permaneció vivo a nivel familiar, social y reivindicativo. El grado de integración de los inmigrantes y de sus hijos, se puede considerar aceptable, gracias a la inmersión lingüística

Después, vino la llegada de extranjeros,  Catalunya cuenta con una población actual de ocho millones de habitantes, de los que 1,4 millones son extranjeros. El conocimiento del catalán y su integración ha sido peor. Por eso, el afán de Junts por pactar con el PSOE, como por ejemplo, que el catalán sea reconocido como lengua oficial en las instituciones de la Unión Europea. El catalán, siempre ha sido un tema reivindicativo históricamente y después del fracaso del «procés», el catalán es lo más importante, antes que cualquier otra concesión soberanista.

Para frenar la llegada de más extranjeros, Junts negoció la delegación de las competencias de inmigración para Catalunya. El martes por la tarde, en el Congreso de los Diputados, se ha debatido la admisión a trámite de dicha proposición.  La medida no ha salido, con el rechazo de PP, Vox, Podemos y varios diputados de Sumar.

No se puede gestionar desde la Generalitat el flujo migratorio, controlar las fronteras y cursar expedientes de expulsión a extranjeros con unas condiciones diferenciadas a los inmigrantes del resto del Estado. No se puede exigir el conocimiento del catalán como requisito irrenunciable para obtener el permiso de residencia en Catalunya. Porque, hay que buscar todos los medios de integración a los extranjeros, pero no puede ser el catalán una excusa para excluir y rechazar a nadie. Eso es racismo.

Según el barómetro del CEO la inmigración es el segundo problema para los catalanes, después de la vivienda. Por eso, la derecha catalana de Junts y la extrema derecha de Aliança Catalana, tienen claro que el discurso antiinmigración funciona. El mismo que también asume Vox a nivel del Estado.

Junts y Aliança Catalana, están buscando los mismos votantes. Junts aumenta sus exigencias al Gobierno de España, para no perder votos. Una similitud con el PP, que se radicaliza y se parece cada vez más a Vox. El Gobierno de España puede hacer concesiones a Catalunya. Pero, nunca puede pactar medidas excluyentes, que rompan con la igualdad de las personas y que el conocimiento del catalán sea un requisito imprescindible para conseguir el permiso de residencia en Catalunya. Eso es racismo.

Cosa diferente, es poner todos los medios para la integración de los extranjeros. Para lograrlo, todas las personas deben tener las mismas oportunidades de igualdad, desarrollo y bienestar. Entre ellos, la enseñanza del catalán, su cultura y sus costumbres. Integrar no es hacer racismo, Catalunya siempre ha sido una tierra de acogida y solidaridad. Y, eso no debe cambiar…

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