Hoy Feijóo, en lo que ha dado por llamar «Declaración de Murcia», ha detallado una serie de compromisos en materia migratoria. Ha declarado que: «Tenemos derecho a decidir quién entra en nuestro país y con qué condiciones entra.” Feijóo ha expresado que fomentar la vía legal es crucial para desalentar la ilegalidad, proponiendo un modelo similar al de países como Canadá, Australia o Reino Unido. Un «visado por puntos», en el que los inmigrantes deben someterse a una rigurosa evaluación, por medio de un sistema de puntos, para recibir la residencia permanente. Primando la entrada de quienes quieran trabajar, basándose en el principio de que «contribuir tiene que ser condición para permanecer«.
Según Feijóo, el sistema actual «no es razonable». Ya que en la actualidad son «muchos miles» los inmigrantes que entran «ilegalmente y sin voluntad de trabajar, empadronarse, pedir el arraigo sin requisitos de permanencia ni contrato y luego pedir prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital (IMV)«. El IMV es una prestación que va dirigida para prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social de las personas que carecen de los recursos económicos necesarios para sus necesidades. Lo que no dice el señor Feijóo, es que según, la Ley de Extranjería (LOEX) se exige “un año de residencia legal y efectiva en España de forma continuada e ininterrumpida” y que solo los extranjeros con residencia legal pueden acceder a todas las prestaciones y servicios de la Seguridad Social “en las mismas condiciones que los españoles”. Entonces, para ¿ qué un visado por puntos ?
En los gobiernos de Aznar y Zapatero se utilizó la inmigración como forma de rejuvenecimiento demográfico, integración y sostenibilidad del sistema de pensiones… Ahora, la inmigración se ha convertido en una baza electoral. Insinuar que la inmigración aumenta por las «paguitas», es mentira. No existe ninguna prestación exclusiva para inmigrantes irregulares, ya sea estatal o autonómica.
Cuando llegan los inmigrantes a España, se les proporciona alojamiento, comida y algunos productos de higiene en los albergues donde reciben atención. Los inmigrantes en situación irregular pueden empadronarse en el ayuntamiento que vivan, lo que les da derecho a la escolarización y la atención sanitaria. Pensar que los inmigrantes, que arriesgan su vida y que vienen a España a no trabajar, es racismo. Ni se puede hacer de nuevo hincapié, en la “tolerancia cero con el delito”, presuponiendo la vinculación entre inmigración y delincuencia, para apuntarlo en ese visado por puntos. Lo que es otra forma de racismo.
Para el PP, el racismo y la xenofobia es una manera de detener la huida de sus votantes a Vox. Donde sobran emociones y prejuicios. Que se construyen con una narrativa donde los inmigrantes son una amenaza, que vienen a quitarnos el trabajo, a saturar los servicios y a cobrar sin aportar. Se quiere ignorar que necesitamos mano de obra, para hacer los trabajos que no quieren hacer los españoles. Se olvida que fuimos durante décadas, un país de inmigración, lo mismo que hacen muchos de los inmigrantes que llegan ahora a España.
La derecha y la extrema derecha tienen la misma estrategia política: generar odio, dividir a la sociedad y culpabilizar a los inmigrantes. De problemas como: la precariedad, los bajos sueldos, el colapso de los servicios públicos o la vivienda. Problemas que no causa la inmigración. Pero, que están dispuestos a utilizar, a pesar de que los tachen, de lo que son: racistas.