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Sancionar a Israel, en el ámbito deportivo y cultural.

Sancionar a Israel es una necesidad ética, es necesario forzar su aislamiento internacional. Nuestra obligación como sociedad es marcar las pautas de comportamiento de los seres humanos y señalar los fines que podemos alcanzar. Ayudan a discernir a las personas lo bueno de lo malo, lo socialmente correcto de lo que no lo es. No basta con un acuerdo para el alto el fuego en Gaza, un acuerdo de paz que es una farsa, para olvidar dos años de genocidio y destrucción.

No basta con un boicot de armas y un bloqueo económico, es necesario extender el bloqueo al ámbito cultural y deportivo. No se puede hacer una huelga en España por Palestina, ayer 15 de octubre, y mientras tanto se disputen dos partidos de baloncesto con equipos de Israel. Un partido de baloncesto en Valencia, en el Roig Arena entre Valencia Basket y el Hapoel Tel Aviv. Y, en Manresa (Barcelona) otro partido de baloncesto, entre el Bàsquet Manresa y el Hapoel Jesusalem. No es suficiente con disputar los partidos a puerta cerrada, no se hubieran tenido que celebrar.

Jugar o competir con dos equipos israelíes de baloncesto, ayer en Valencia y Manresa, es una desconsideración a las miles de personas que decidieron no asistir a sus centros de trabajo o de estudio, a esas personas que se han manifestado a favor de Palestina. Mientras para unos, el 15 de octubre fue una jornada de huelga a favor de Palestina, para los dos equipos de baloncesto de Israel, fue un motivo de publicidad a su Estado sionista. Hace falta alcanzar un consenso internacional para que se sancione a Israel, en todos los aspectos. No solo en el plano económico y militar, sino también en el ámbito cultural y deportivo.

Si queremos una sociedad de valores en la que se premie la honestidad, la lealtad, la tolerancia, la perseverancia, la solidaridad y el respeto, en el deporte y en la vida en general. Se debe sancionar a Israel, que no participe en ninguna competición deportiva, que sea censurado en cualquier acto de cultura. Porque el deporte no puede ser una plataforma de sportswashing o «blanqueamiento deportivo» de un Estado con ideología racista, supremacista, colonialista, de apartheid y de limpieza étnica, desde su creación como Estado en 1948. Y, que además ha cometido en estos dos últimos años el asesinato de más de 68.000 personas y la destrucción de la Franja de Gaza.

Israel debería ser excluido de eventos internacionales, igual que lo fue Rusia desde su invasión  de Ucrania en 2022. Si hubo una condena generalizada y sanciones occidentales, para que Rusia fuera apartada por instituciones deportivas como el Comité Olímpico Internacional o la FIFA. La pregunta sin respuesta, es: ¿ por qué no se hace lo mismo con Israel ? Si a Rusia, la UE le impuso sanciones, restricciones comerciales y el embargo de bienes, en respuesta a las violaciones y abusos de los derechos humanos, ¿ por qué no con Israel ? Si Rusia viola los derechos humanos en la guerra contra Ucrania, también Israel lo hace con el pueblo palestino, con una política de acoso generalizado y sistemático. Sin embargo, la respuesta es diferente.

Es necesario sancionar a Israel económicamente, en el deporte, pero también en el ámbito de la cultura, incluyendo festivales, cadenas de televisión y compañías de producción. Ni los deportistas, ni las personas del mundo de la cultura, son culpables de lo que hace el Gobierno sionista de Netanyahu, pero todos ellos colaboran a blanquear sus actos. A lo mejor es injusto y es indebido con el mundo del deporte y la cultura, pero lo que tampoco es justo, es utilizar el deporte y la cultura para mejorar la reputación dañada. ¡ Boicot a Israel !

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